Añadió que “se necesita mucho valor para soportar, como Juanes, la reacción contradictoria, pero lo que él hace lo hace a nombre de la paz. ¿Será que voy a pasar toda la vida sin cantar en Cuba?. Sería una gran alegría para mí, poder caminar por las calles de La Habana".
Miguel Saavedra, el cavernícola que comanda Vigilia Mambisa, convoca a otra manifestación y el emblemático Versailles de la contrarrevolución ha puesto foto de Juanes con Silvio y Amauri para que los asistentes estampen su odio en la pared.
Por obra y gracia de la intolerancia miamense Juanes ha sufrido en carne propia hasta amenazas de muerte y se ha revivido en el enclave floridano de la mafia terrorista anticubana el espíritu que llevó a quemar un cuadro como el Pavo Real de Mendive y el boicot a cuanto artista solo enuncie una palabra de respeto, como sucedió a Julio Iglesias.
Han convertido en un show de política barata e intransigente lo que solo debió ser un intercambio cultural.
Una vez más una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero, como dice el refrán popular. En las calles de Cuba apoyan el concierto en la luminosa Plaza de la Revolución donde el Papa Juan Pablo ofició una misa, venga quien venga y si no viene Juanes ya todo está dicho. No hay que ser tan sagaz.
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