Zelaya, a quien un golpe de Estado obligó a abandonar su nación hace 26 días, aguarda en territorio hondureño y a pocos pasos del punto fronterizo, a que un alto mando del Ejército le conceda la oportunidad de dialogar.
El mandatario cruzó la zona limítrofe entre ambos países para conversar con un comandante del servicio de inmigración, pero al parecer éste le pidió dirigirse a oficiales de mayor autoridad para resolver la situación.
La policía mantiene retenes en el camino entre las localidades de El Paraíso y Las Manos para evitar que más pueblo se una al gobernante, a quien los representantes del régimen de facto anunciaron que detendrían tan pronto retornara a Honduras.
Sin embargo, Zelaya conoció por vía telefónica y así lo comunicó, que su familia había logrado rebasar la primera de siete barreras dispuestas en los 12 kilómetros que separan a ambas poblaciones del sur hondureño, y se dirigía a su encuentro.
A través de la cadena multiestatal Telesur, la madre, esposa e hijos del mandatario recordaron a los militares y policías que eran parte del pueblo y provenían de él, y les solicitaron abstenerse de cumplir "órdenes nefastas".
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