Cumbre del G-20: el capitalismo gambetea con el balón del mundo.


Norelys Morales Aguilera.

Si empleásemos el lenguaje futbolístico ante el evento que comienza en Inglaterra (Cumbre del G-20) intentando recomponer la crisis generalizada, diríamos que el capitalismo gambetea con el balón del mundo ante dos equipos de distintos estilos: los países ricos y los llamados emergentes.

En las calles de Londres las protestas con jinetes del Apocalipsis podrían significar cuatro árbitros: crisis financiera, pobreza, deterioro ambiental, fraudes generalizados. Pero no han sido tomados en cuenta, por lo que quedan dudas sobre la validez del encuentro.

El presidente de los Estados Unidos, para algunos tratando de mostrarse como un chico bueno ha dicho que se están exagerando las divergencias entre los participantes, mientras el premier británico, Gordon Brown, supone que se debe dar confianza y esperanza.

La directora del Banco Mundial, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala para instar a los líderes del G20 a contribuir a la protección del mundo en desarrollo, pronosticó que, si no acuden en su ayuda, podría desatarse una oleada de disturbios sociales y se teme por 90 millones de muertes que ocurrirían en los países pobres.

¿Hasta cuándo serán los espectadores en el estadio del universo?.

Lo cierto es que el lenguaje traslaticio no puede suplantar el drama subyacente del saqueo planetario que supuso el Consenso de Washington en 1990 de donde arrancó uno de los fundamentos de la actual crisis y cuyo decálogo reza:

1 - Disciplina fiscal más rigurosa. 2 - Reforma impositiva. 3 - Reordenar prioridades del gasto público. 4 - Liberación de tasas de interés. 5 - Tasas de cambio competitivas. 6 - Liberación del Comercio Internacional. 7 - Liberación entrada inversiones externas directas. 8 - Privatizaciones. 9 – Desregulaciones, y 10 - Derecho de propiedad.

Lo que se puede saber por la documentación oficial es que el cónclave se remitiría a reimpulsar la estabilidad financiera, el crecimiento económico y el empleo bajo los mismos parámetros o políticas económicas de desarrollo que llevaron al actual descalabro.

Dicho de otro modo. No está en discusión realizar el más mínimo cambio estructural imprescindible para detener la continua destrucción del capital productivo.

De tal suerte, es sintomático que un personaje como el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, señaló a los líderes que se reunirán a partir del día 2 de abril que "En Londres, Washington y París la gente discute sobre bonos o no bonos. En lugares de África, el sur de Asia y América Latina la pregunta es sobre comida o no comida".

El Banco Mundial advirtió que, debido a la crisis financiera, habrá una brusca ralentización del crecimiento económico en los países en desarrollo durante este año. Se ha estimado que el crecimiento económico en dichas naciones podría bajar dramáticamente hasta el 2,1 en 2009, mientras que la economía mundial se contraerá un 1,7 por ciento este año, comparada con el crecimiento de 1,9 logrado en 2008, siendo la primera desaceleración global desde la Segunda Guerra Mundial.

Unos 53 millones de personas más se encontrarán en la pobreza este año, subsistiendo con menos de 1,25 dólares al día, debido a la crisis. Zoellick aseguró que los líderes deberían aprender de las crisis económicas previas en América Latina en la década de los años 80, y de Asia en la de los años 90, con lo que no deben repetir los errores de ignorar la situación de los más vulnerables.

Por su parte, el ex presidente cubano, Fidel Castro, reflexionó que: “Más de 180 países del mundo no estarán presentes en la reunión de Londres. No en balde se afirma que allí solo estarán los representantes de las 20 mayores economías del mundo. Sin embargo, entre éstas hay contradicciones profundas, tanto dentro de los propios países occidentales como entre éstos y los emergentes, que libran la batalla contra la crisis financiera a favor de su derecho al desarrollo.”

Esto también está fuera de la discusión. Y, ni hablar del rol de la Reserva Federal de Estados Unidos, cuando se van acumulando más casos de corrupción de alto calibre en el mundo de las finanzas y los banqueros.

Un artículo de Enrique Oliva del Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos recuerda que: "El presidente John F. Kennedy fue el primero que trató de transformar la FED suscribiendo un decreto presidencial (Executive order number 11.100).

Poco después fue asesinado en Dallas (Texas) el 22 de noviembre de 1963, probablemente por su propio servicio de inteligencia. Lo primero que hizo su sucesor, Lyndon Johnson, en el avión presidencial que lo traía a Washington desde Dallas, fue anular el decreto de Kennedy.

¿Cuál es la situación actual? Los bancos privados tratan por todos los medios de mantener y reforzar su gigantesca fuente de ingresos: el dólar. Y los países que quieren establecer sus relaciones comerciales internacionales (en adelante) sobre la base del euro, como Iraq, Irán o Venezuela, se los tilda de terroristas.”

Aquel 22 de noviembre, dentro del avión presidencial, antes de partir rumbo a Washington con el cadáver de Kennedy, el mundo pudo ver por televisión a Lyndon Johnson jurando como nuevo presidente ante un juez de Dallas.

Junto a él estaba Jacqueline Kennedy (con el rostro desencajado y la ropa con grandes manchas de sangre de su esposo). Terminada la corta ceremonia, de inmediato se cerró la puerta del avión y emprendió el regreso a la capital. Y Johnson llegó a Washington con su decreto sobre el "salvataje" de la FED y el cadáver de Kennedy.

Las circunstancias son otras desde los años 60 del siglo XX, pero aún escuchamos de salvatajes para banqueros y se acumulan demasiados cadáveres de las guerras o las crisis.

La cumbre del G-20 es otra gambeta del capitalismo que si no suena el silbato, llevará al balón del mundo a una portería de destrucción irremediable. Cambiar las reglas del juego es la única solución posible.

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1 comentario:

Audrey dijo...

Me parece que siempre ha existido la lucha entre países ricos y píses emergentes. De hecho creo las cumbres como el G20 no son LA solución para que justamente se acabe con las desigualdades, porque los politicos no estan allí para solucionar nuestros problemitas de la ida cotidiana, lo que impotanta de verdad son intereses.
Sin embargo tengo que reconocer que on el presidente Obama, las esperanzas de un mundo más justo. Además, no creo que la comunidad internainal pueda ayudar verdaderamente a paises emergentes, ya que al fin y al cabo cuando un país sale adelante es porque ha emprendido obras sociales. Me parece interesante añadir que en esas cumbres simpre se habla de Africa y de la deuda, del FMI t del Banco Munidial y nunca se hacen cosas en concreto. Sin embargo sería más eficaz actuar de verdad y concretamente en vez de reunirse y charlar sobre el futuro de nuestro mundo

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