Nicanor León Cotayo.− Grupos del llamado exilio cubano pidieron a Obama que “haga más” para cambiar a la sociedad de la isla.Así lo consignó este viernes un cable de EFE que firma en Miami su reportera Ana Mengotti.
Ella agrega que, para la mayor parte de esos grupos, su próxima visita a La Habana no debía tener lugar.
¿Motivo? Porque, de acuerdo a su punto de vista, brinda un manto de legalidad a una dictadura.
También debido a que tiene lugar cuando allí se ha incrementado la represión en medio del deshielo bilateral.
¿Quién lo asegura? Una carta abierta de llamadas coaliciones opositoras del interior y el exterior de Cuba.
Todas beneficiadas con el dinero aprobado durante años en el Congreso de Washington para sostener la actividad subversiva contra la isla.
Lo dicho por EFE y amplificado por el Nuevo Herald ha tenido lugar en medio del complejo proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
Para tratar de hacer creíble su información echan mano a grupos no identificados que apoyan la visita, pero entre quienes “cunde la opinión” de que en la isla no avanza el respeto por los derechos humanos.
Unos y otros, afirma la periodista Mengotti, coinciden además en que los derechos humanos han quedado marginados en la agenda de la visita de Obama.
Luego se contradice y asegura, sin mencionar alguna fuente oficial, que varios “disidentes” internos han sido invitados a una reunión con el visitante.
El Nuevo Herald también desplegó un titulo que dice: “Cuba y los aprendices de brujo”.
Su texto afirma que la principal intención de esta visita es solidificar futuros negocios con el régimen.
Tal es el criterio manifestado ahora en una carta abierta por grupos desde hace años financiados desde Washington.
Cuando los alquilaron en Miami a dos de ellos les denominaron Asamblea de la Resistencia Cubana y el Foro por los Derechos y Libertades.
“Es una visita a destiempo, en un contexto de escalada represiva”, señaló a EFE Orlando Gutiérrez, del llamado Directorio Democrático Cubano.
Ramón Saúl Sánchez, del titulado Movimiento Democracia, cree que el presidente estadounidense “ha tenido más interés en vincularse al Gobierno cubano que a la sociedad civil”.
“Esa visita es un grandísimo espaldarazo y apoyo a la tiranía”, afirmó el ex preso político Armando Valladares.
Años atrás este último se vio envuelto en un gran escándalo al descubrirse mediante un video que fingió no poder caminar debido a supuestas brutales golpizas recibidas en cárceles cubanas.
Obama se reunió el miércoles con personalidades cubano-estadounidenses.
Uno de los que acudió a la Casa Blanca fue el ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez, a quien el denominado Consejo por la Libertad de Cuba le ha pedido que devuelva una medalla que le concedió.
El Consejo no precisó los motivos, pero en una reciente entrevista Gutiérrez, miembro del Partido Republicano, elogió la nueva política de acercamiento a La Habana.
Se trató de una nueva prueba sobre hasta dónde llega la ceguera y el dogmatismo de una parte considerable de los “disidentes”.
Para la “oposición” en la isla, consideraron estos medios, la visita puede significar una mayor perdida de espacio nacional e internacional.
Un incremento de su debilidad sería el costo a pagar luego de haber actuado como diminutos instrumentos de una potencia extranjera en gradual decadencia.
Ella agrega que, para la mayor parte de esos grupos, su próxima visita a La Habana no debía tener lugar.
¿Motivo? Porque, de acuerdo a su punto de vista, brinda un manto de legalidad a una dictadura.
También debido a que tiene lugar cuando allí se ha incrementado la represión en medio del deshielo bilateral.
¿Quién lo asegura? Una carta abierta de llamadas coaliciones opositoras del interior y el exterior de Cuba.
Todas beneficiadas con el dinero aprobado durante años en el Congreso de Washington para sostener la actividad subversiva contra la isla.
Lo dicho por EFE y amplificado por el Nuevo Herald ha tenido lugar en medio del complejo proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
Para tratar de hacer creíble su información echan mano a grupos no identificados que apoyan la visita, pero entre quienes “cunde la opinión” de que en la isla no avanza el respeto por los derechos humanos.
Unos y otros, afirma la periodista Mengotti, coinciden además en que los derechos humanos han quedado marginados en la agenda de la visita de Obama.
Luego se contradice y asegura, sin mencionar alguna fuente oficial, que varios “disidentes” internos han sido invitados a una reunión con el visitante.
El Nuevo Herald también desplegó un titulo que dice: “Cuba y los aprendices de brujo”.
Su texto afirma que la principal intención de esta visita es solidificar futuros negocios con el régimen.
Tal es el criterio manifestado ahora en una carta abierta por grupos desde hace años financiados desde Washington.
Cuando los alquilaron en Miami a dos de ellos les denominaron Asamblea de la Resistencia Cubana y el Foro por los Derechos y Libertades.
“Es una visita a destiempo, en un contexto de escalada represiva”, señaló a EFE Orlando Gutiérrez, del llamado Directorio Democrático Cubano.
Ramón Saúl Sánchez, del titulado Movimiento Democracia, cree que el presidente estadounidense “ha tenido más interés en vincularse al Gobierno cubano que a la sociedad civil”.
“Esa visita es un grandísimo espaldarazo y apoyo a la tiranía”, afirmó el ex preso político Armando Valladares.
Años atrás este último se vio envuelto en un gran escándalo al descubrirse mediante un video que fingió no poder caminar debido a supuestas brutales golpizas recibidas en cárceles cubanas.
Obama se reunió el miércoles con personalidades cubano-estadounidenses.
Uno de los que acudió a la Casa Blanca fue el ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez, a quien el denominado Consejo por la Libertad de Cuba le ha pedido que devuelva una medalla que le concedió.
El Consejo no precisó los motivos, pero en una reciente entrevista Gutiérrez, miembro del Partido Republicano, elogió la nueva política de acercamiento a La Habana.
Se trató de una nueva prueba sobre hasta dónde llega la ceguera y el dogmatismo de una parte considerable de los “disidentes”.
Para la “oposición” en la isla, consideraron estos medios, la visita puede significar una mayor perdida de espacio nacional e internacional.
Un incremento de su debilidad sería el costo a pagar luego de haber actuado como diminutos instrumentos de una potencia extranjera en gradual decadencia.
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