Las predecibles elecciones cubanas por el socialismo

Norelys Morales Aguilera.- En intentos sostenidos de descalificar las elecciones cubanas los medios derechistas o francamente mafiosos como El Nuevo Herald conceptúan las elecciones cubanas como predecibles.

Tal predicción la achacan a que saben quién será elegido, lo cual resulta supina ignorancia, mala intención o ambas. ¿Cómo se puede predecir quién será elegido entre 32.000 nominados propuestos en unas casi 51.000 reuniones para renovar 14.537 cargos?

Pero, acostumbrados a que se lleve a la lupa cuanto suceso se produzca en Cuba, los cubanos salieron en masa, serenamente a elegir quién sería en cada demarcación la persona que les representará en las Asambleas municipales del gobierno.

A una hora para el cierre de los centros de votación a las seis de la tarde hora local, 7.889.314 cubanos, casi 90% del padrón electoral, ya habían participado en la elección en un país donde el voto no es obligatorio.

La Ley Electoral vigente desde 1992 establece el derecho al sufragio libre, igual y secreto para todas las personas mayores de 16 años, salvo las inhabilitadas por sanciones judiciales o incapacidad mental.

El cubano medio conoce que su delegado (concejal) ha de representarle en la solución de los problemas de su demarcación y estará en la Asamblea de cada municipio de los 168 de la Isla ocupándose de los asuntos que también le atañen en medio de profundos cambios económicos que tienen lugar.

En recorridos por colegios electorales Prensa Latina recogió opiniones de votantes. Se trata de hacer efectivo un derecho cívico, significa elegir a aquellos que nos representarán primero a nivel de barrio y después en otras instancias a nivel provincial y nacional. Es sobre todo una muestra de apoyo a nuestro sistema democrático, estimó María Cristina Rosell.

De acuerdo con Lázaro Herrera, estas elecciones representan un ejercicio de la democracia y de la transparencia: "Votamos por un candidato del pueblo, que defienda los intereses del pueblo".

Por su parte, el jubilado Andrés Caramés consideró los comicios una victoria de los cubanos revolucionarios y una derrota de quienes critican y manipulan la democracia de la isla.

En consonancia con las declaraciones populares el vicepresidente del Consejo de Ministros Miguel Díaz-Canel consideró la cita en las urnas un momento de reafirmación patriótica y la voluntad de seguir defendiendo la soberanía nacional.

Acudir a votar es defender la democracia cubana, y un modelo electoral "que aunque no es perfecto, es de lo mejor que hay en el mundo", apuntó.

Por su parte, la ministra de Justicia, María Esther Reus, declaró a Prensa Latina que este ejercicio democrático del pueblo significa también un apoyo a la actualización de la economía nacional.

Además, señaló que votar es un acto de voluntariedad en el que se manifiesta el civismo de los cubanos.

"Es la posibilidad que tenemos y que no tienen los habitantes de otros países de ejercer libremente y sin presiones el derecho al voto para seleccionar a quien consideramos con mejores cualidades para representarnos", destacó.

Queda en el campo de la manipulación el calificativo de “oficialistas” para los propuestos y elegidos por el pueblo, como informa la agencia franquista Efe.

Habría una pregunta de simple lógica ¿y el pueblo en masa es “oficialista”?

Pues parece que sí, que la democracia cubana tiene amplísimo consenso, que los mercenarios “oposicionistas” se quedan sin escaños en los gobiernos municipales y por tanto en los provinciales y el Parlamento Nacional por obra y gracia de la voluntad popular, algo que es bastante predecible en una nación que ha dado en discusiones y votaciones el consentimiento para el socialismo que se actualiza hoy.


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