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Cuba y la Cumbre de las Américas

Parecería paradójico para un país que nunca aspiró a estar en estos convites, en el cual trata de mandar –argumenta- la potencia que impone a la isla caribeña un bloqueo económico, financiero y comercial con más de 60 años y daños mil millonarios con afectaciones duras a la población. 

Así lo consideran en La Habana, aunque las autoridades cubanas estiman que podrían contribuir esta vez en temas de franca actualidad, como los relativos al enfrentamiento a la Covid-19 y la situación migratoria que vive la región. 

Lo dijo la víspera el canciller Bruno Rodríguez, quien denunció ante la prensa nacional y extranjera acreditada aquí maniobras de Washington para separar a la mayor de las Antillas del convite panamericano. Según su opinión, Estados Unidos ejerce presiones extremas a numerosos países de la región que favorecen la participación de la isla caribeña. ¿Puede ocurrírsele a alguien algo más antidemocrático?, se preguntó el jefe de la diplomacia cubana. 

Rodríguez puntualizó además que Cuba debe ser tomada en cuenta en la elaboración de una estrategia panamericana de salud. Lo expresó ante lo que calificó de opaca, con elementos neoliberales y de muchas carencias las negociaciones en torno a un plan de salud y resiliencia de las Américas hasta el 2030, de cara a la cumbre pactada para California. 

De acuerdo al canciller caribeño, tales negociaciones se desarrollan en la oscuridad, con la exclusión de su país y de otros miembros de la Organización Panamericana de Salud (OPS). Luce raro por demás, pues la OPS, junto a la Organización Mundial de la Salud, tendrá que evaluar la efectividad de la vacuna cubana antiCovid-19, la Abdala, la primera a certificar de tres producidas en la isla con igual propósito. 

El jefe de la diplomacia cubana se lució al presentar un arsenal de argumentos que fundamentan cuánto podría ayudar su país a la articulación de una estrategia hemisférica en materia de salud y con la proa puesta en el 2030. Son cubanas las brigadas médicas desplegadas durante la pandemia en más de 50 naciones, las vacunas contra la Covid-19, la asistencia sanitaria en países víctimas de desastres naturales y epidemias, enfatizó Bruno Rodríguez. 

También son cubanas miles de becas otorgadas a jóvenes de bajos ingresos del continente y también estadounidenses en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), añadió. Mencionó además la Operación Milagro que devolvió la vista a miles de personas, la capacidad de la isla de transferir tecnología, vacunas, protocolos y tratamientos, todo lo cual debería ser tomado en cuenta a la hora de definir políticas sanitarias hemisféricas. 

En su comparecencia el canciller cuantificó que los daños provocados por Estados Unidos a Cuba durante más de 60 años de bloqueo económico, comercial y financiero suman 150 mil 410 millones de dólares. Actualizó que tales pérdidas ascienden a un billón 326 mil 432 millones de dólares cuando se tiene en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional. Son más de 12 millones diarios y más de 365 millones de dólares mensuales en detrimento de una economía pequeña y subdesarrollada como la cubana, expresó. 
 
El del bloqueo a Cuba resulta un tema incomodo para el ejecutor de esa práctica y huésped de la Cumbre de las Américas, pues se trata de una política que concita amplio rechazo continental y mundial. Rodríguez denunció que el cerco a su país impacta con penurias en la población y alienta la emigración, uno de los asuntos en la agenda del convite de Los Ángeles. 
 
Sobre ello Cuba tendría mucho que decir y de entrada Rodríguez calificó de selectiva y discriminatoria la política migratoria estadounidense. Washington refuerza el bloqueo y al propio tiempo impide los viajes de los cubanos, corta los canales para la emigración regular y ordenada e incumple acuerdos por los cuales se comprometió a otorgar no menos de 20 mil visas de emigrantes a ciudadanos de la isla, remarcó. 

En otro momento, rechazó la negociación de un documento sobre migración a espaldas de la opinión pública internacional que, según dijo, la Casa Blanca pretende imponer en la cumbre Se trata, dijo, de obligar a Estados latinoamericanos a reprimir la migración y absorber los migrantes que Estados Unidos rechace, con una visión racista y xenófoba. Resulta una postura que el gobierno del presidente Joe Biden no quisiera escuchar en Los Ángeles. (Prensa Latina)

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