Guerra No Convencional: Convertir delincuentes en héroes

David Ignacio Martí.─ La incapacidad demostrada por las Fuerzas Armadas de EE. UU.  para tener éxito en escenarios de guerra irregular (como en Iraq y Afganistán), junto a otros factores derivados de esas propias guerras y de la endeble situación económica por la que atraviesa el imperio, ha obligado al mando político-militar estadounidense a retomar enfoques que, aunque igualmente agresivos, tienden a hacer prevalecer la guerra “a distancia”, con poca o ninguna presencia directa de sus fuerzas terrestres en el terreno.

No se trata de un hecho casual. Ello se imbrica convenientemente con las estrategias de la Administración Obama que abogan por “liderar desde atrás”, comprometer el mínimo de fuerzas y apoyarse, hasta donde sea posible, en elementos locales y de países aliados, a la vez explotar las vulnerabilidades del adversario, para desgastarlo paulatinamente y provocar su colapso. Eso a lo que hoy llaman indistintamente “poder suave, poder inteligente, o huella ligera” y otras numerosas denominaciones que confluyen en su objetivo: derrocar gobiernos que no se someten a los designios del imperialismo mundial.

Fue bajo esos preceptos que el Pentágono desempolvó y actualizó la vieja doctrina para las operaciones de Guerra No Convencional, que se sustenta hoy en enfoques más pragmáticos en lo que al uso de la fuerza se refiere. Cualquier similitud de estos postulados con la actitud asumida y el rol jugado por EE.UU.  ante los conflictos en Libia, Siria, Venezuela y Ucrania, no son simpes coincidencias.

egún la Circular de Entrenamiento 18-01 (TC-1801), publicada por el ejército de EE. UU. en noviembre de 2010, la Guerra No Convencional es “el conjunto de actividades dirigidas a posibilitar el desarrollo de un movimiento de resistencia o insurgente; para coaccionar, alterar o derrocar a un gobierno; o tomar el poder mediante el empleo de una fuerza de guerrilla auxiliar y clandestina”, aprovechando, promoviendo y contribuyendo casi siempre de modo directo aunque encubierto a alentar las vulnerabilidades económicas, políticas y militares del adversario seleccionado.

¿Y QUÉ ES LA TC 18-01?

A partir de que el gobierno de los EE. UU., y en particular sus fuerzas armadas, establecieran como prioridad para su accionar la doctrina de la Guerra No Convencional, y de las claras evidencias demostradas por los últimos conflictos internacionales de la puesta en práctica de esta prioridad, no pocos líderes políticos, medios de prensa y analistas de diversas latitudes han hecho referencia reiterada a la TC 18-01.

El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el discurso de clausura del XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, el pasado 22 de febrero expreso:

“[…] No pocas analogías pueden encontrarse en los manuales de guerra no convencional, aplicados en varios países de nuestra región latinoamericana y caribeña, como hoy sucede en Venezuela y con matices similares se ha evidenciado en otros continentes, con anterioridad en Libia y actualmente en Siria y Ucrania. Quien tenga dudas al respecto, lo invito a hojear la Circular de entrenamiento 18-01 de las Fuerzas de Operaciones Especiales norteamericanas, publicada en noviembre de 2010, bajo el título “La Guerra no Convencional…”

La importancia y atención suscitada en torno a este tema indica lo conveniente de esclarecer algunos conceptos preliminares que faciliten su comprensión y alcance.

Cada servicio armado en EE. UU.  (Ejército, Marina, Infantería de Marina y Fuerza Aérea) dispone de su propio sistema de publicaciones doctrinales. En particular, las Circulares de Entrenamiento contienen “principios duraderos, procedimientos, términos y símbolos” que describen los aspectos básicos de cómo una rama específica de determinado servicio armado y sus organizaciones subordinadas llevan a cabo las operaciones militares y cómo se entrenan para ellas.

Concretamente la TC 18-01, como documento doctrinal de las Fuerzas de Operaciones Especiales del ejército de EE. UU. ., fue elaborada en noviembre de 2010 por el Centro de Guerra Especial, John F. Kennedy, enclavado en la base de Fort Bragg, Carolina del Norte. Permítasenos aquí una digresión; que no una casualidad.

Precisamente el expresidente Kennedy —como muestra palpable de que lo que se pretende hoy es convertir en prioridad ideas establecidas varias décadas atrás—, en fecha tan temprana como 1961 ya se refería a “…otro tipo de guerra, nueva en su intensidad pero antigua en su origen. Una guerra de guerrillas, subversiva, de insurgentes, de asesinatos; una guerra de emboscadas, en vez de combates; de infiltración en vez de agresión; que busca la victoria mediante la degradación y el agotamiento del enemigo en vez de enfrentarlo. Se aprovecha de los disturbios…”

Volviendo a la TC 18-01, y según reza en su sección introductoria, en sus páginas se recoge “el concepto actual de las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército para planificar y desarrollar las Operaciones de Guerra no Convencional”.

A pesar de ser un documento de carácter doctrinal, refiere que su cumplimiento “no es obligatorio”, lo que posibilita y faculta a las unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales que lo emplean para que “desarrollen sus propios procedimientos operacionales en pos de cumplir sus objetivos”, lo que les concede una desproporcionada libertad de acción e impunidad, cuestionada incluso por aliados y socios de EE. UU.

El contenido del documento, además, conecta funcionalmente la doctrina de la Guerra no Convencional con todo el entramado del gobierno de los EE. UU.

Según se lee en sus páginas, la Guerra No Convencional entraña un esfuerzo “multiagencias” por parte de Estados Unidos. Desde su parte introductoria, la TC 18-01 deja establecido que se trata de un documento destinado a los efectivos de Fuerzas de Operaciones Especiales, en servicio activo o en la reserva, desde el nivel básico, (los Destacamentos), hasta el nivel de Batallón, auque se concibe que pueda ser empleado además “por todo el Ejército de EE. UU.  y otras agencias del Departamento de Defensa y del Gobierno de EE. UU. ”.

Convertir delincuentes en héroes

Se trata, ni más ni menos, de una guía elaborada y diseminada por el Gobierno de los EE. UU para que sus militares y otro amplio espectro de funcionarios federales se entrenen en técnicas, tácticas y procedimientos de cómo subvertir el orden y promover un “cambio de régimen” en el escenario internacional que seleccionen.

A partir del viejo proverbio según el cual “los imperios no tienen amigos, sino intereses”, la TC 18-01 afirma desde su portada que está autorizada su distribución “a alumnos de otros países”, pero solo después de un análisis caso por caso.

Delata su contenido inobjetablemente subversivo el hecho de que, ante la inminencia de caer en manos del adversario, se indica “destruirla por cualquier método”, para evitar que su contenido sea revelado, o reconstruido el documento.

Hoy, cuando analizamos las evidentes analogías entre los procesos de desestabilización política que, ajustados a las características propias de cada escenario, tienen lugar en latitudes tan diversas y distantes como Libia, Siria, Venezuela o Ucrania, saltan a la vista las reiteradas congruencias con “el guión” prefijado en la TC 18-01, para subvertir gobiernos legítimos y convertir delincuentes en héroes. 

Verde Olivo

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