Norelys Morales Aguilera.─ Muchos analistas valoran el contexto de las actuales elecciones hoy en Estados Unidos. No se sabe si se sabrán los resultados en la fecha, si habrá disturbios y mucho menos quién alcanzará la presidencia.
Gane quien gane, se dice que hay una prueba de fuego para el sistema. Vemos a los dos partidos que no son lo mismo, pero están en el mismo compartimento de la nave. Demócratas y republicanos, uno a la derecha y otro más a la derecha. Cualquier otra opción menos electorera quedó fuera de la plutocracia, que la propaganda dentro y fuera de Estados Unidos eleva a la categoría de "la mejor democracia".
El supuesto país de las libertades exhibe con toda crudeza un sistema electoral indirecto y anticuado, que ha funcionado a la élite plutocrática durante dos siglos.
La pandemia de la Covid-19 campea por su respeto y el presidente Donald Trump dice a sus seguidores que está controlada y qué él, siempre él, solo menos famoso que Dios, ha hecho un gran trabajo. Mutis para la vacuna que prometió la politiquería frente a la ciencia.
Como El gran Gatsby, de la novela de F. Scott Fitzgerald, vendría a renovar la decadencia, resistencia al cambio, agitación social y el exceso, cantando al derrumbe del sueño americano, que va para pesadilla.
Y, sí, la gente cubana también decimos, gane quien gane, porque el imperio corrompido y decadente con los matices de cada administración, ha plagado a nuestra amada patria de tropiezos e inconvenientes, solo porque no soportan la humillación de sobrevivir en la diferencia.
Gane quien gane, los señores imperialistas se quedarán con las ganas de derrotar a un pueblo que ha sabido sortear las más duras pruebas y que siempre se resistirá.
Llevamos un tesoro en un vaso de barro, como aseguró Lezama Lima. que es la indicación de los Evangelios: "en apuros, mas no desesperados".
No hay nada para escoger. Ojalá que gane la presidencia en Estados Unidos "el menos peor".
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