La embajadora yanqui en La Habana, Mara Tekach, pretende emular con algunos diplomáticos de su país que la antecedieron en Cuba, y por eso sus estrechos vínculos y apoyo a la contrarrevolución asalariada y fracasada, que su gobierno fabrica y sufraga para acciones subversivas contra la Revolución, a pesar de la desfavorable opinión que de ella escriben secretamente.
Desde su nombramiento en la Isla, Mara no ha hecho nada por fortalecer las relaciones diplomáticas entre los dos países, por el contrario, provoca y trabaja para que el gobierno cubano la expulse y así declararse “víctima” del sistema, a pesar de que su actuación deja mucho que desear y viola sistemáticamente la Convención de Viena de 1961.
Sus declaraciones contra el gobierno cubano son permanentes, se reúne con elementos contrarrevolucionarios, los instiga a ejecutar actos provocativos en las calles y desafía abiertamente a las autoridades con su actuación cotidiana, algo que el Departamento de Estado no admitiría en la conducta de los diplomáticos cubanos acreditados en Washington.
Sus recientes declaraciones son provocativas respecto a las misiones médicas cubanas en el mundo, siguen las órdenes del Departamento de Estado, que ella matiza con su odio personal hacia la Revolución, al darle continuidad a la campaña contra esos profesionales que salvan vidas y no asesinan a civiles inocentes lanzando bombas sobre ciudades, como ejecuta Estados Unidos.
El mismo estribillo construido para deformar la realidad de que, “los médicos y enfermeros cubanos son esclavos”, lo repitió Mara el pasado 21 de julio 2020, en el sitio digital de su Embajada, refiriéndose a las declaraciones negativas que hicieron dos doctoras cubanas que abandonaron su misión en Brasil, mientras buscaban una visa para viajar a Miami.
Dichas médicas expresaron que “se cansaron de ser esclavas” y la justificación por la que abandonaron a sus humildes pacientes brasileños, fue de que no querían ser “un instrumento monetario para que el gobierno llenara sus arcas de dinero”.
Lo que omiten Mara y esas doctoras, es que en Cuba ningún funcionario del gobierno se apropia del dinero, todo se invierte en el sistema de salud que es totalmente gratuito, desde una simple consulta, un parto, un trasplante de corazón, hígado, riñón o hasta un costoso y prolongado tratamiento oncológico, a lo que se suma la adquisición de la compleja tecnología empleada en todas las intervenciones quirúrgicas y otros tratamientos cotidianos que reciben los cubanos.
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