Norelys Morales Aguilera.─ Se puede llegar a cifras conservadoras del daño económico, comercial y financiero infringido a la República de Cuba por el criminal bloqueo, pero la oposición y la resistencia cubana no es cuantificable, pasando por encima del dolor de los muertos en acciones terroristas y de aquellos a los que ha faltado, incluidos niños y ancianos, el medicamento oportuno o la terapia requerida,
Ha quedado documentada en casi seis décadas de asedio, "la fabulosa resistencia de la familia cubana", para que no fuese enajenado el apoyo de un pueblo a una Revolución justiciera. No detenerse, no victimizarse, acaso sean claves de la nación cubana que signan este camino de hostilidad y agresión.
El aprendizaje de que el repudio moral vale más a veces que otras fórmulas, está patentizado en el repudio mundial al bloqueo que ha ido creciendo y es evidente en el apoyo a la resolución cubana ante la asamblea general de las Naciones Unidas donde Estados Unidos e Israel apenas, votan a favor de sostener el inmoral bloqueo, votando en contra de la resolución de la Asamblea General, "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba".
A pesar de los perjuicios que ocasiona el bloqueo que se ha constituido en el principal obstáculo al mayor desarrollo de la Isla, en algunos indicadores como el de la salud, el deporte o la educación, los números se comparan a los países desarrollados. No es obra de la casualidad ni de milagros. Contra todo pronóstico Cuba vence.
“La única explicación está en las raíces de este pueblo, su historia, su identidad, sus valores, y la capacidad de ese pueblo de unirse para resistir; y haber contado con una dirección excepcionalmente sabia, consecuente y firme, porque no todos los pueblos tuvieron el privilegio de contar con un Fidel Castro. Porque Fidel Castro ha sido el guía de este pueblo, el que ha sabido conducir la nave de la nación cubana en medio de las peores tempestades exitosamente”.
El viejo bloqueo
En un memorándum secreto fechado el 6 de abril de 1960, el subsecretario asistente para Asuntos Interamericanos, Lester D. Mallory, afirmó que el único modo previsible para restar apoyo a los líderes rebeldes era a través del desencanto y la insatisfacción que surgen del malestar económico y las dificultades materiales. “Hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (...) privarla de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.
Para rendir por hambre y desesperación al pueblo cubano y destruir su Revolución fue la política genocida que no ha cesado cuando han pasado casi 60 años. El viejo bloqueo no ha cambiado. Cuesta a la nación Entre abril de 2017 y marzo de 2018 más de 4 321 millones de dólares, que suman a un total de 933 678 millones el costo de las pérdidas sufridas por la Isla en casi seis décadas de aplicación del bloqueo.
El eufemismo de embargo puede ser explicado y es bloqueo. En declaraciones al diario Granma Rodolfo Dávalos, profesor titular de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y presidente de la Corte Cubana de Arbitraje Comercial Internacional, dijo que:
El bloqueo hoy es una compleja madeja seudolegal integrada por distintas normas con diferentes jerarquías, que van desde simples proclamas hasta otras de mayor rango como disposiciones gubernamentales y leyes.
“Hay al menos 12 disposiciones jurídicas que conforman el entramado legal del bloqueo.
“La Ley de Asistencia al Exterior de septiembre de 1961 fue la primera legislación que incluyó acápites específicamente diseñados contra Cuba. Curiosamente, esta ley dio pie a la creación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), que finalmente se convirtió en una herramienta de subversión contra nuestro país y muchas otras naciones del mundo que no responden a los intereses de EE.UU.
“Pero es la Ley de Comercio con el Enemigo de febrero de 1962, el Decreto 3447, el que establece lo que ellos llamaron un ‘embargo del comercio con Cuba’ pero que en la práctica es un bloqueo. Desde el punto de vista jurídico, establece la calificación oficial de nuestro país como enemigo de Estados Unidos.
“Esto último facultaba al presidente para utilizar el andamiaje legal del comercio en situaciones de emergencia o guerra. Así, contra Cuba se aplicó la Export Control Act (Ley de Control de las Exportaciones) de 1949. Promulgada en plena Guerra Fría, esta legislación sentó el peculiar régimen de intervención de EE.UU. en el comercio internacional y en el comercio exterior de terceros países. Sus facultades se ampliaron después con la Ley de Administración de las Exportaciones de 1979.
“Luego vinieron otras como la Torricelli de 1992, que entre otros aspectos cercenó nuestro comercio con las subsidiarias de compañías norteamericanas asentadas en terceros países. Asimismo, en 1996, la Helms-Burton amplió de manera inédita las dimensiones extraterritoriales del bloqueo y codificó integralmente el concepto de ‘cambio de régimen’ y la posible intervención directa para concretarlo”.
El memorando de Trump resucitando al dinosaurio
Vigente ese cuerpo legal lleno de incongruencias, violaciones internacionales y brutalidad, la adopción por el presidente Donald Trump del “Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de EE.UU. hacia Cuba”, el 16 de junio de 2017, refrendó entre sus objetivos el recrudecimiento del bloqueo contra la Isla, agriando más las relaciones bilaterales con Cuba.
Las regulaciones y disposiciones emitidas en noviembre de 2017 por los Departamentos de Tesoro, Estado y Comercio de los Estados Unidos, han impuesto trabas adicionales a las limitadas oportunidades del sector empresarial de EE.UU. en Cuba y han restringido, aún más, el derecho de los estadounidenses a viajar a la Isla.
Las nuevas sanciones contra Cuba han provocado una disminución sensible en las visitas provenientes de los EE.UU. y han generado mayores obstáculos a las relaciones económicas y comerciales de empresas cubanas con potenciales socios estadounidenses y de terceros países. Estas medidas no solo afectan a la economía estatal cubana, sino también al sector no estatal del país.
La puesta en vigor de estas regulaciones ignora el apoyo mayoritario de la opinión pública estadounidense, de la comunidad internacional y de la emigración cubana en EE.UU. al levantamiento del bloqueo y a la normalización de las relaciones entre los dos países.
El fortalecimiento de la aplicación extraterritorial del bloqueo ha sido otra de las manifestaciones distintivas del endurecimiento de esta política, con marcada incidencia en las relaciones financieras y crediticias internacionales de Cuba.
En el período que se analiza, se ha intensificado la persecución permanente a las transacciones financieras cubanas y a las operaciones bancarias y crediticias con Cuba a escala global. Esto ha causado graves daños a la economía del país, en particular, a las actividades comerciales de las empresas y los bancos nacionales en sus vínculos con la banca internacional.
Durante 2018, decenas de bancos en todas las regiones del mundo decidieron cerrar sus relaciones con empresas cubanas o extranjeras, para eliminar cualquier vínculo de su actividad con Cuba, incluso operaciones relacionadas con ciudadanos cubanos solo por el hecho de tener esa nacionalidad.
La nueva Cuba
Cuba cambia, Cuba se perfecciona, el proyecto de Constitución que hoy se discute democráticamente es una prueba irrefutable. La nueva Cuba es inaceptable para el todopoderoso vecino antidemocrático, humillado por un pequeño pueblo que los ha vencido una y otra vez. La derrota del bloqueo será un hecho porque para Estados Unidos sigue siendo una derrota moral.
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