1 Constituye un acto de irresponsabilidad guardar silencio sobre determinadas situaciones que se observan en el panorama político. Que no tienen nada que ver con especulaciones, rumores, o comentarios que circulan con el propósito de provocar alarma en la colectividad. Al contrario, se t rata de hechos que se suceden casi a diario, pero que por razones de Estado no tienen difusión, pese a su gravedad. O bien, porque debido al vertiginoso ritmo del acontecer político venezolano, son colocadas de lado, soslayada o diferida su consideración. En la actualidad se vive un tiempo en el que se definirá el destino democrático del país. El énfasis que coloco en esta afirmación no tiene nada que ver con angustias circunstanciales. Quienes me conocen saben que no me alteran los momentos críticos, más bien los asumo con serenidad. Soy, en esencia, una persona optimista que no se deja atrapar por la inestabilidad emocional. Insisto en este dato personal –algo que me disgusta destacar–, sólo porque lo que intuyo que puede pasar en el corto lapso que falta para la realización de la elección presidencial, puede tener consecuencias lamentables para todos.
2 Considero que el gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene una sólida posición. Cuenta con amplio respaldo popular, como lo revelan las encuestas, y con el apoyo de la mayoría de la oficialidad de la FANB. El proceso electoral es la opción para la mayoría de los venezolanos y solo una minoría la cuestiona. Igualmente, la violencia es desechada por un elevado porcentaje de la población. Pero un sector del país considera que es el momento propicio para intentar una aventura contra el orden constitucional y democrático. Que no hay que dejar pasar la oportunidad de hacerlo porque la reelección de Maduro lo consolidaría en el poder, al igual que al proceso bolivariano.
3 Estamos ante un plan, detectado por los organismos de seguridad e inteligencia del Estado, que cuenta con la dirección y pleno apoyo del gobierno de los Estados Unidos; de gobiernos de la Unión Europea –donde destaca por su agresividad el de Mariano Rajoy–, y el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos. Un plan golpista, cuya ejecución marcha paralelamente al curso del proceso electoral. Los objetivos claves en esta etapa son –entre otros– la realización de actos de terrorismo contra servicios públicos, en especial el sistema eléctrico, tal y como viene sucediendo, y el otro blanco es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. El sistema eléctrico ha sido objeto de varios ataques, consistentes en voladuras de torres y destrucción de generadores, y dentro de lo planificado figura una intensificación de las acciones destinadas a crear el caos en las ciudades más importantes.
4 El otro objetivo privilegiado es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Los planes de la inteligencia del gobierno norteamericano así lo determinan. Se realiza un trabajo bien estructurado que contempla una serie de acciones individualizadas sobre la oficialidad, estímulos económicos, contactos con los familiares y utilización de la oficialidad en situación de retiro. Esta actividad subversiva en el seno de la institución armada alcanzó ciertos logros en cuanto a la captación de personal para liderizar la acción golpista con relativa cautela. Sin embargo, el gobierno nacional, sus organismos de inteligencia, detectaron la conspiración en marcha y frustraron su pleno desarrollo a tiempo. Varios Comandantes de unidades importantes del Ejército –ubicadas en Fuerte Tiuna y otros lugares del país–, fueron detenidos y son interrogados sobre los planes en que se hallan involucrados, de los cuales han dado amplia información.
5 Conclusión: Las próximas semanas, hasta arribar al 20 de mayo –fecha de la elección presidencial–, son cruciales. Cruciales para el gobierno y cruciales para la oposición golpista. Lo detectado hasta el presente constituye la debelación de un golpe militar en marcha. Para la conjura interna y la externa es vital crear el caos para desencadenar el golpe militar, la intervención armada extranjera, la agudización del bloqueo económico y financiero, así como el cerco mediático. Para el gobierno bolivariano es fundamental reforzar la inteligencia y estar en permanente estado de alerta Pueblo y FANB.
Fuentes: Últimas Noticias/Resumen Latinoamericano
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