Foto: Yamil Lage/Agence France-Presse — Getty Images |
El canto de los grillos. Tal vez la descripción más aproximada de cómo suenan los molestos ruidos que hicieron sospechar a algunos que la Embajada de EE.UU. en La Habana estaba siendo objeto de un ataque con ultrasonidos. O al menos esta es la primera conclusión que ha sacado la agencia AP tras analizar las grabaciones de los sonidos.
Un detallado examen de la grabación ha revelado que no se trata de un solo sonido. "Aproximadamente 20 o más frecuencias o tonos distintos están incrustados en él", afirma la fuente, que aplicó a la grabación un analizador espectral que mide las frecuencias y amplitudes de cada señal. Este chirrido múltiple "parece ondularse, incluso retorcerse" y en ocasiones recuerda el rechinar de unas uñas al rascar una pizarra.
"No creemos que las grabaciones por sí solas sean peligrosas para quienes las escuchan", advierten los periodistas de la agencia, que publican un fragmento de lo que presuntamente provocó náuseas, dolores de cabeza, desequilibrio y pérdida parcial de capacidad auditiva a decenas de personas.
Afirman que los expertos acústicos y los médicos "no conocen ningún ruido que pueda causar daños físicos al ser reproducido durante un corto período de tiempo a niveles normales con equipos estándar como un móvil o una computadora".
Un experto acústico de la Universidad George Washington ha subrayado unos 20 "picos" en la grabación que parecen estar divididos en lapsos iguales, pero todos tienen distintas frecuencias. La duración de cada chirrido varía: 7 segundos, 12 o 2 frente a unas pocas señales de varios minutos. Se interrumpen durante unos pocos segundos y se reanudan abruptamente.
Un experto acústico de la Universidad George Washington ha subrayado unos 20 "picos" en la grabación que parecen estar divididos en lapsos iguales, pero todos tienen distintas frecuencias. La duración de cada chirrido varía: 7 segundos, 12 o 2 frente a unas pocas señales de varios minutos. Se interrumpen durante unos pocos segundos y se reanudan abruptamente.
Lo importante era determinar la fuente del sonido original, pero esta sigue siendo desconocida. Tampoco se ha logrado establecer un vínculo directo entre esos sonidos y los problemas físicos que padecían los empleados de las Embajadas de EE.UU. y Canadá en La Habana.
La agencia admite que la grabación fue enviada también a un laboratorio de la Marina de EE.UU., pero sus expertos tampoco lograron entender cómo esos sonidos podrían haber afectado a los diplomáticos.
1 comentario:
Grandísimo ridículo el que han hecho esos diplomáticos... Dónde si so...
Publicar un comentario