Alfabetizadores ayer, guardianes de la memoria hoy

Norelys Morales Aguilera.─ La epopeya de alfabetizar a los iletrados cubanos fue obra de 300 000 personas, entre Alfabetizadores Populares, brigadistas Conrado Benítez, brigadistas Patria o Muerte, maestros voluntarios, y organizadores, que enseñaron a leer y escribir a unos 707 000 compatriotas.

La cifra podría ser superior si se cuentan aquellos que fueron alfabetizados antes por hombres y mujeres generosos, que entendían el aserto en derechos humanos de José Martí, bellamente expresado en que “Al venir a la tierra, todo hombre tiene el derecho a que se le eduque…”

El hecho histórico es que el 22 de diciembre de 1961 Cuba se declaraba Territorio Libre de Analfabetismo, al quedar reducido el flagelo, en un año, a un 3% de la población total de la Isla, colocándola entre los más bajos índices a nivel mundial. 
 
Pero, "el acontecimiento cultural más trascendente de nuestra historia", no fue sobre un lecho de rosas, se hizo frente a la colosal agresión total a Cuba, que dejó maestros y campesinos asesinados entre las filas del singular contingente.

Nicolás Guillén, escribió en sus memorias que: “Para mí la alfabetización de los cubanos es un hecho que tiene rango de epopeya, con la consecuencia inestimable de instalar en el sitio más alto de nuestra vida cívica un problema que parecía insoluble.”

Y, ¿cuántas historias personales de aquellos jóvenes, casi niños, que marcaron sus vidas perviven en el tiempo? Incontables.

Sin embargo, de a poco se han ido creando Peñas de Alfabetizadores, quienes hoy día peinan canas, pero que no olvidan y bajo un lema simple se agrupan: recordar es volver a vivir.

Este fin de semana estarán en Santa Clara, en la sede del Pedagógico de la Universidad Central de Las Villas, provenientes de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas, además de los anfitriones, según dijo Melba López, coordinadora de la Peña de Villa Clara.

Son casi 200 personas que estarán en esta provincia, perteneciente a esas peñas, algunas con cinco años de fundadas, traen ponencias elaboradas con recuerdos, vivencias y datos históricos.

“Estudiar, estudiar y estudiar” dijo Fidel a aquellos jóvenes que lo vieron conducir la epopeya hasta en el último detalle. Los que hoy visitan Santa Clara lo hicieron.

Todos son alfabetizadores, pero muchos no dedicaron sus vidas a ser pedagogos. Aunque, quedaron marcados para siempre por la experiencia del desprendimiento personal, de haber estado allí, cuando Cuba daba su primera gran batalla cultura, considerando hoy que deben dar el testimonio que preserve la memoria.

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