Las autoridades sanitarias de Cuba y Estados Unidos firmaron a comienzos de esta semana un memorando de entendimiento inédito para cooperar en el combate a enfermedades que afectan a las dos naciones vecinas e intercambiar experiencias.
El diario Granma informó hoy que el acuerdo rubricado en Washington por el departamento de Salud y Servicios Humanos (SSH) estadounidense y el Ministerio de Salud Pública cubano abre el camino para coordinar acciones en un amplio espectro de asuntos como la seguridad global; enfermedades transmisibles y no transmisibles; investigación y desarrollo, y tecnología de la información.
Según el sitio web oficial del SSH, ambos países tienen interés en detectar y responder a enfermedades infecciosas emergentes como el dengue y el chikungunya, transmitidas por mosquitos. Comparten también los problemas de una población envejecida y la necesidad de encontrar soluciones a los padecimientos neurodegenerativos y otros no transmisibles, incluido el cáncer.
“Cuba ha hecho importantes contribuciones a la ciencia y la salud, como demuestran su participación en la respuesta al ébola en África occidental y el convertirse en el primer país en eliminar la transmisión del VIH de madre a hijo”, aseguró en un comunicado la secretaria de Salud norteamericana, Sylvia Mathews Burwell.
“Esta nueva colaboración es una oportunidad histórica para que ambos países se apoyen en sus conocimientos y experiencias, en beneficio de la investigación biomédica y la salud pública en general”, precisó.
Según un artículo publicado en el Huffington Post, el enfrentamiento al virus del zika es otro de los puntos que incluye el memorando de entendimiento firmado el lunes pasado durante la visita a Washington del ministro de Salud Pública cubano, Roberto Morales Ojeda.
El jefe de la oficina de Asuntos Globales del HHS, Jimmy Kolker, apuntó que Estados Unidos podrá acceder a la amplia experiencia cubana en el enfrentamiento a enfermedades tropicales transmitidas por el mosquito aedes aegypti.
La Isla, señaló Kolker, cuenta con uno de los centros que colaboran con la Organización Mundial de la Salud en el combate al dengue, una enfermedad similar al zika cuya propagación mundial ha soltado las alarmas este año.
“Hay un valor epidemiológico en comunicarse con Cuba”, dijo el funcionario. “El zika ha puesto a pensar a las personas en la relación cercana que tenemos producto de la proximidad geográfica y el posible impacto del cambio climático en el hecho de que algunas enfermedades que solo eran conocidas en áreas tropicales se esparzan a regiones continentales como Estados Unidos”.
El acuerdo incluye la posibilidad de intercambios académicos y proyectos de investigación conjuntos. Además, servirá de paraguas para actividades específicas que se quieran desarrollar en el futuro.
El nuevo paso hacia la normalización de las relaciones llega después de que La Habana y Washington alcanzaran entendimientos en diversos temas como preservación del medio ambiente, correo postal, vuelos regulares, entre otros temas que benefician a ambos pueblos.
Sin embargo, la persistencia del bloqueo entorpece que los estadounidenses puedan beneficiarse de avances cubanos en esta área.
Por ejemplo, el Heberprot-p podría salvar las extremidades de cientos de miles de pacientes diabéticos y el Nimotuzumab constituye un anticuerpo monoclonal para tratar el cáncer de cabeza y cuello avanzados que queda fuera del alcance de los norteamericanos producto de la política actual.
Asimismo, el bloqueo impide el desarrollo de la biotecnología cubana, no solo en detrimento de la calidad de vida del pueblo cubano sino de muchos otros países del mundo que reciben la ayuda solidaria o trabajan en un modelo de cooperación sur-sur con los profesionales de salud de la Isla.
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