Norelys Morales Aguilera.-- Lleno de contradicciones, Estados Unidos pareciera que “afloja el embargo” contra Cuba, dejando, una vez más, en evidencia cuanto hasta hoy ha hecho en pos de la agresividad contra el pueblo cubano y lo que está en el fondo del cambio de estrategia. Y, aquí no se trata de viejos resentimientos, sino de hechos en el hoy y para el futuro.
Lo anunciado la víspera por la Administración de Barack Obama, y que entra en vigor este 27 de enero, son nuevas enmiendas al régimen de sanciones asociado al llamado por los norteamericanos embargo, con el objetivo de facilitar las exportaciones y los viajes aéreos a la isla, según anunciaron los departamentos del Tesoro y de Comercio.
Pero, sin ambages, la tónica es el desconocimiento al gobierno cubano, con el que negociaron y realizaron acuerdos para restablecer las relaciones diplomáticas y avanzar a la nunca habida normalidad con la Isla. Así lo confirmó el secretario del Tesoro, Jack Lew, al hacer el anuncio del nuevo paquete que aplicarán.
Para Lew las nuevas propuestas ejecutivas, "envían un claro mensaje al mundo: que Estados Unidos se ha comprometido a potenciar y permitir avances económicos para el pueblo cubano". A seguidas apuntó: "Continuaremos tomando las medidas necesarias para ayudar al pueblo cubano a alcanzar la libertad política y económica que merece".
¿Cómo interpretar la mesiánica afirmación repetida hasta el cansancio y presentada mediáticamente como un diferendo binacional con el pretexto de “ayudar al pueblo cubano a alcanzar la libertad política y económica que merece”?
El ataque es contra el “capital simbólico” cubano, que tiene como bases valores espirituales como el sentimiento de libertad e independencia, de cooperación y solidaridad que marca la historia de este país desde la lucha de los esclavos hasta la implantación del Estado socialista, según recordara recientemente el teólogo brasileño Brei Betto, en La Habana.
De acuerdo con la lógica imperial Cuba merece el mismo neoliberalismo impuesto a nivel mundial, el capitalismo especulativo, cuyos resultados en términos económicos y ambientales, entre otros aspectos, podrían llevar a la Isla a renunciar a los logros sociales, que sí se merece el pueblo cubano, más que la ferocidad de las transnacionales y un estado servil a la hegemonía del capital liderada por Estados Unidos, cuyas apetencias son indiscutibles. Tan simple como eso, en medio de una maraña argumentativa donde el supuesto buen vecino, no desmonta el aparato de agresión hacia la Isla.
El nuevo paquete contiene el fin expreso de "facilitar las exportaciones y flexibilizar los viajes a Cuba", aunque mantienen intacto el cuerpo principal del régimen de medidas punitivas, informó PL.
El paquete autoriza la concesión de créditos a Cuba para pagar ciertas exportaciones autorizadas desde Estados Unidos, lo cual es algo nuevo e importante, a la vez que reconoce, al menos a medias, el papel de las empresas estatales como entes imprescindibles para realizar los intercambios. ¿De qué otro modo podría ser?
Lo antes dicho, al respecto de presionar a Cuba, es evidente en que el Gobierno estadounidense impone condiciones, al enunciar una política de denegación de productos que generen ingresos para el Estado, incluido el turismo, la extracción y producción de minerales o que puedan ser útiles para las fuerzas armadas, la policía y los órganos de seguridad del Estado.
Las nuevas regulaciones mantienen la prohibición de utilizar el dólar en las transacciones internacionales de la Isla, lo que afecta incluso la concesión de préstamos a entidades cubanas para adquirir productos en Estados Unidos, pues para pagarlos sería necesario utilizar bancos en terceros países, con otra moneda, con las consiguientes erogaciones adicionales.
Esto da la dimensión de que el bloqueo no ha sido “vaciado de contenido”, continúa la agresión al comercio normal y requerido para el desarrollo cubano, por lo que el triunfalismo mediático y propagandístico debe ser bien observado.
No es ocioso insistir en que la mira está puesta en que el incipiente sector privado de la Isla, como ariete al “cambio de régimen” pretendido, así como todo cuanto puedan hacer en materia de infocomunicaciones, para que se convierta en un ingrediente de desestabilización, más que en una herramienta imprescindible para la economía y la democracia cubana vigente.
Si Estados Unidos toma medidas con pinzas en un rejuego de apertura-agresión, Cuba anda con pie de plomo: es preciso que se levante el bloqueo, pero sin una sola concesión a las bases de la independencia nacional. De eso se trata.
http://www.cubahora.cu/politica/estados-unidos-afloja-el-embargo-o-mantiene-la-presion
No hay comentarios.:
Publicar un comentario