Norelys Morales Aguilera.- Si de verdad Jorge Luis García Pérez, Antúnez, estuvo haciendo una huelga de hambre ha informado a los medios domesticados por Estados Unidos, que la abandonó para realizar una serie de manifestaciones “en apoyo a los estudiantes (¿?) venezolanos que están protestando contra su gobierno”. (Sic)
Esperamos unas horas y la noticia pasa a un segundo plano. No es casual. Los partidos mediáticos han tomado la señal que salió desde el tinglado miamense de la contrarrevolución financista.
Sostener una huelga de hambre con argumentos ilegítimos es indefendible. Es mejor emplearse en la manipulación como acaban haciendo los personajes que viven de la política con la mentira.
La orden de la derecha terrorista de Miami ha sido un paripé mediático para unirse supuestamente a la
venezolana mediante un pretexto que desnuda los objetivos: suspender la irrisoria huelga de hambre de Antúnez y dedicarse al apoyo a las revueltas fascistas en Venezuela, con su pesadilla en vigilia pretendiendo desestabilizar a la Revolución Cubana.
Fue Lincoln Díaz Balart el encargado de comunicarle a Antúnez que su supuesta huelga era un fracaso porque la repercusión y credibilidad no alcanzaba lo que pretendían y lo aconsejó vincular su acción a los sucesos de Venezuela, según fuentes cercanas al bravucón con fachada de “activista”, habida cuenta del cabildeo terrorista contra la revolución bolivariana.
Antúnez, obedece, financiado por la Oficina de Intereses de USA en La Habana y alabardero de los violentos miamenses como lo demuestran sus vínculos carnales con Lincoln, así como su hermano Mario e Ileana Ros- Lehtinen, que se han entrevistado en secreto con miembros de la CIA, enviados de la derecha venezolana y diplomáticos mexicanos, peruanos, chilenos, panameños y de otros países, con vistas a conjugar la guerra diplomática, la manipulación mediática y el golpismo contra Venezuela, según trascendidos de última hora.
Recuérdese que Ros-Lehtinen se asoció a los también congresistas David Rivera, Bob Menéndez, Mario Díaz-Balart, y Albio Sires, para provocar la expulsión de la cónsul venezolana Livia Acosta con una operación mediática contra el país.
La señora Ros-Lehtinen debe su elección al Congreso a una campaña de apoyo al difunto terrorista Orlando Bosch, entonces Jefe de la CORU, la organización terrorista cubanoamericana que más muertos y más daños causó en un medio siglo de guerra sucia de EE UU contra Cuba.
Esta campaña para introducirse en la Cámara de Representantes, Ros-Lehtinen la realizó con Jeb Bush y Otto Reich, el actual promotor de las campañas de violencia fascista en Venezuela.
Reich, un cubanoamericano de origen austriaco con perfil neonazi, era embajador de EEUU en Caracas cuando Bosch se encontraba preso en Venezuela por la explosión en pleno vuelo de un avión cubano. Reich consiguió la liberación de Bosch ante un tribunal que sobornó y organizó su regreso ilegal a EEUU., como menciona Jean-Guy Allard.
En todas sus crisis de odio contra Venezuela, Ros-Lehtinen recibe el apoyo del senador “Bob” Menéndez, con quien está acusada de haber aceptado dinero para resolver los problemas migratorios de los banqueros Isaías, prófugos de la justicia ecuatoriana. Los hermanos Isaías huyeron de Ecuador donde están acusados de desfalcos multimillonarios.
Estas evidencias de con quiénes Antúnez está ligado y lo financian, bastan para comprender el “sorpresivo” abandono de su medida “extrema” de huelga de hambre. Y, han rematado con que Antúnez apoyará a los violentos usando una frase revolucionaria de la que se pretenden apropiar: “las calles pertenecen al pueblo”.
A fin de cuentas, intentan mediatizar el repudio que provocan tanto en Cuba como Venezuela en el pueblo verdadero que no son capaces de representar y a quien pretenden engañar.
El accionar de las provincias rebeldes del imperio en América Latina y el Caribe constituidas por procesos democráticos en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros, ha desquiciado a la derecha fascistoide o francamente fascista. La solidaridad desinteresada es intolerable a los ultraconservadores. Los abruma y les hace temblar. La furia descontrolada de los violentos venezolanos lo confirma.
Son capaces en su pretensión de acudir a cualquier fantoche, a cualquier mentira, pretexto o manipulación. Parafraseando a Julius Fucik, sépase que está en pie aquel monumental alegato antifascista: ¡Latinoamericanos, estad alertas!
Por lo pronto, nadie dude que los cubanos revolucionarios están alertas y no habrá jueguitos en las calles del pueblo, pueblo de verdad.
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