“Y sin recelos y sin exclusiones.
Y sin olvido de lo verdadero y de lo justo.
Y sin antipatías tenaces.
Es la hora de los hornos, en que no se ha de ver más que la luz.”
(Carta de José Martí a José Dolores Poyo. Nueva York, 5 de Diciembre de 1891)
Norelys Morales Aguilera.- Construir a la América Latina y el Caribe como una gran comunidad diversa y unida en un mundo donde los bloques sostienen los más variados intereses, es el gran calado del empeño que sustentan 200 años de historia compartida y sufrida.
La CELAC nacía en Caracas asumiendo el patrimonio del Grupo de Río y de la Cumbre Latinoamericana y del Caribe sobre Integración y Desarrollo y aglutinando a la totalidad de los países del hemisferio, a excepción de Estados Unidos y Canadá.
Fue en 2011, al crearse la entidad, cuando Estados Unidos rumiando el descontento, subrayó que, para Washington, la OEA seguía siendo la organización “preeminente” de la región.
Pero, “el ministerio de colonias yanquis” ha envejecido lo suficiente, no tanto por el tiempo como por sus postulados y servilismo al “Norte revuelto y brutal que nos desprecia” al decir en su día José Martí, atento a Bolívar y a los prohombres de la independencia continental.
Lo mismo sucede al pensamiento imperial, que en este 2013 por boca del Secretario de Estado John Kerry pasó de llamar a Latinoamérica y el Caribe, “nuestro patio trasero”, a decretar el fin de la Doctrina Monroe, sin explicar convincentemente el coctel que trajeron a la región tales políticas.
Sin embargo, los latinoamericanos y caribeños conocen bien la resaca que dura hasta hoy con el despliegue de la hegemonía estadounidense hacia la región tratándola como un conjunto de naciones no civilizadas, de segunda clase y disfuncionales, con una sucia historia de intervencionismo, autoengrandecimiento mesiánico, dobles raseros y una doctrina brutal de libre mercado. (Sic)
Así, en los últimos meses la diplomacia imperial ha desplegado contra la CELAC los más variados ardides hasta la acción de sus agencias de espionaje e inteligencia como la NSA y la CIA. Unas veces con la diplomacia de la fuerza para que algunos países no concurran a la cita de La Habana y otras, acelerando la imposición de los onerosos tratados de libre comercio sin prescindir de sus bases militares (77 hasta hoy) y la revivida Cuarta Flota que vigila la totalidad del hemisferio.
Uno de esos proyectos no secretos es Alianza Pacífico, propugnada en abril de 2011 por del ex presidente peruano Alan García, un neoliberal muy conveniente para involucrar a los maniatados Chile, Perú, México y Colombia respondiendo con incondicionalidad hasta agregar al concierto a Panamá, Costa Rica, Uruguay, Guatemala, Paraguay, España, Canadá, Japón, Australia y Nueva Zelanda.
El otro plan en marcha es la Alianza Transpacífico (TPP), nombrada como Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, un tratado multilateral para reducir las barreras arancelarias y no arancelarias e impulsar el comercio y la inversión en la región Asia-Pacífico, suscrito inicialmente por Chile, Brunei, Nueva Zelanda y Singapur, en 2006.
El TPP persigue invalidar las gestiones regulatorias estatales en actividades tan importantes como las financieras, industriales, preservación del medio ambiente y adquisiciones gubernamentales, todo para equilibrar las finanzas estadounidenses en medio de su crisis económica, al aprovechar las dinámicas de crecimiento de países asiáticos y latinoamericanos, habida cuenta del empantanamiento de sus aliados europeos.
LA HIPOCRESÍA IMPERIAL
La hipocresía imperial no desconoce que América Latina y el Caribe es para Estados Unidos un botín a la vista que no se puede esperar que deje pasar por los dividendos que le aportaría:
• Sus economías representan la tercera más grande e importante a nivel mundial (6,06 billones).
• El PIB alcanzado superó la media a nivel mundial (3.1%).
• Posee la quinta parte de las reservas mundiales de petróleo.
• Alberga casi el 50% de bosques tropicales del planeta.
• Posee más de 30% del agua dulce del mundo.
• Más de 73 millones de personas salieron de la pobreza.
• 91% de la población con más de 15 años está alfabetizada.
Sin embargo, diferente es la visión subregional a la cual la CELAC y otras entidades de nuevo corte e independencia como ALBA, UNASUR o MERCOSUR tienen que ofrecer una mejor perspectiva.
Los gobiernos antineoliberales, los movimientos sociales y otras fuerzas políticas comprenden que la subregión vive un momento singular donde los grandes problemas de los latinoamericanos no están resueltos y gana terreno la visión de abandonar la vieja retórica y sobre todo los modelos aplicados.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, ha destacado que el escenario de la economía mundial en 2014 le plantea a América Latina y el Caribe oportunidades y amenazas.
OPORTUNIDADES Y AMENAZAS ECONÓMICAS
Entre las oportunidades mencionó un aumento en el comercio internacional y la posibilidad de aprovechar las depreciaciones cambiarias que se están dando para asegurar cambios sostenidos de los precios relativos.
Entre las amenazas que la región deberá enfrentar, dijo, se encuentran una persistente volatilidad en la economía global y un mayor costo del financiamiento externo, así como un menor aporte del consumo al crecimiento del PIB y un deterioro de la cuenta corriente regional, según reseñó Prensa Latina.
En opinión de Bárcena, “el ciclo económico de América Latina y el Caribe está llegando a su límite” y se requiere ahora de Estados sólidos para evitar que se evaporen los progresos de la última década.
“Somos la región más desigual del mundo. No la más pobre, pero sí la más desigual”, apuntó Bárcena, quien argumentó que la zona latinoamericana y caribeña es rica en recursos naturales, pero tiene una escasa gobernanza sobre ellos en cuanto a propiedad y distribución se refiere.
No será mediante la restauración neoliberal que América Latina y el Caribe ofrezcan una perspectiva a sus pueblos. De ahí que la Cumbre de La Habana tendrá tema prioritario en la lucha contra la pobreza, el hambre y las desigualdades.
También tópico insoslayable es la soberanía con el rechazo al bloqueo comercial, financiero y económico de EE.UU. contra Cuba, y la reafirmación del derecho de Argentina a sus Islas Malvinas.
Sobre ambos hay consenso antes de iniciadas las deliberaciones y una veintena de documentos que aprobarán los 33 mandatarios y jefes de delegaciones, entre el 27 y 28 de enero, indican la nueva época que vive Nuestra América.
Los retos son grandes, pero las perspectivas son mayores para la CELAC en la hora de los hornos para América Latina y el Caribe, cuando “el gigante de las siete leguas” está de pie, pero a pesar de todo, dando tumbos y lamentando que no podrá alcanzar y arrastrar al que ya no es su “patio trasero”. /Cubahora.cu
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