La creciente desigualdad de ingresos amenaza la estabilidad social en países de todo el mundo. Y esto no lo dicen revolucionarios de izquierda, sino el Foro Económico Mundial (FEM), una fundación con sede en Ginebra, donde se reúnen los principales líderes empresariales, los líderes políticos internacionales y periodistas e intelectuales selectos para analizar los problemas más apremiantes que enfrenta el mundo; entre ellos, la salud y el medioambiente.
Según una encuesta mundial a expertos de la academia, gobiernos y el sector sin fines de lucro, el informe del FEM señala que la desigualdad de ingresos es la segunda tendencia global más importante de las 10 con más probabilidades de afectar la estabilidad social el próximo año, explica Ramy Srour de IPS.
“La creciente disparidad de la riqueza afecta cada parte
de nuestras vidas”, señala el informe. “Repercute en la estabilidad social dentro de los países y amenaza la seguridad a escala mundial. De cara a 2014, es esencial que diseñemos soluciones innovadoras para las causas y consecuencias de un mundo cada vez más desigual”.
Esta creciente desigualdad se ha convertido en una amenaza importante tanto para el mundo en desarrollo como para los países desarrollados, incluyendo a América del Norte, donde la encuesta revela que la desigualdad de ingresos es el reto número uno.
La “increíble riqueza generada durante la última década” en Estados Unidos “fue a parar a una parte cada vez menor de la población”, advierte el FEM, “y la disparidad obedece a muchas de las mismas razones que se dan en los países en desarrollo”.
Según la encuesta, casi dos tercios de los ciudadanos estadounidenses creen que el sistema económico actual favorece a los ricos. Sin embargo, en algunos países europeos, donde la gente sigue recuperándose de la crisis económica que dejó a millones sin trabajo, el porcentaje es mucho más alto.
A medida que la brecha entre ricos y pobres se profundiza, según mediciones nacionales e internacionales, los analistas temen que la gente sea más propensa a tomar la calle para expresar su frustración con un sistema que solo da cabida a unos pocos privilegiados.
Es probable que esta situación conduzca a una mayor inestabilidad social que puede poner en peligro la seguridad mundial, advierte el informe.
“El malestar que subyace en los deseos de cambio de un dirigente político tras otro es una manifestación de la preocupación de la gente por sus necesidades básicas”, señala el informe. Por lo general, son los jóvenes quienes están más dispuestos a expresarse, ya que consideran que “no tienen nada más que perder”, agrega.
“La gente ve que el uno por ciento de la población en la cúspide del sistema sigue acumulando riqueza”, dijo Meyer del CGD. “Se dan cuenta de que algo está mal, de que esto es una forma de ‘secuestro de la elite’”.
De hecho, esa percepción de secuestro de la elite, o de falta total de movilidad social, parece estar en la raíz de este descontento generalizado.
“El problema con esta concentración de la renta es que se perpetúa de una generación a otra mediante una serie de mecanismos, como la buena educación, pero también mediante el acceso a buenas redes” de contactos personales, señaló a IPS el jefe de investigación de la organización humanitaria Oxfam Gran Bretaña, Ricardo Fuentes.
“Esta perpetuación entraña que la idea de la igualdad de oportunidades y de que ‘todas las personas son iguales’ se debilita gravemente”.
“Incluso en los países donde los gobiernos se eligen democráticamente”, dijo, “vemos cada vez más que los ricos utilizan su dinero para influir en la administración y en los medios de comunicación a través de grupos de presión y otros mecanismos que los hacen particularmente influyentes”.
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