Carromero, de fiesta hace pocos días con amigos de Nuevas Generaciones. Foto: Vozpópuli |
Aunque ha recibido el apoyo de los familiares de los fallecidos, Oswaldo Payá y Harold Cepero, y de la lideresa Esperanza Aguirre, y alimentado una rara teoría de la conspiración sobre su accidente que no tiene visos de prosperar, a muchos ciudadanos capitalinos, sobre todo a los funcionarios, les duele que Carromero, licenciado en Derecho por la Universidad Católica de Ávila (fuente: Wikipedia) colocado a dedo, gane más que ellos en plena ola de recortes, paga extra incluida. Al poco de volver de Cuba y recibir el tercer grado que le permitió recobrar la libertad condicional, el asesor recuperó su puesto, cargo de confianza de la concejala del distrito de Moratalaz, Begoña Larraínzar, pero fue frecuentemente abucheado en varios actos por indignados de distinto pelaje. Así que Botella lo envió a Calle Mayor, 71, entre la Puerta del Sol, Ópera y el Palacio Real, puro Madrid castizo. Y allí Carromero espera, paciente, su momento.
Su momento podría ser el asalto a las Nuevas Generaciones de Madrid, lideradas por Pablo Casado, aguirrista de pro, 33 años y dos hijos. Demasiado mayor. Quiere Carromero, 28 años, aprovechar el trampolín de la conspiración de La Gavina, provincia de Granma, donde, según las autoridades cubanas, el coche se salió de la calzada y se estrelló por exceso de velocidad. Pero no quiere despertar demasiado ruido: no lo ha hecho desde que llegó, aireando su teoría del accidente solo en medios extranjeros y evitando a la prensa autóctona.
Esperar, esperar y esperar. Carromero espera: se supone que asesora al grupo municipal (al que las encuestas sitúan en una horquilla de voto inferior al 30% tras el 50% conseguido por el PP en las pasadas elecciones municipales), pero poco se sabe de su trabajo, si da el callo u holgazanea. Al poco de llegar al edificio del centro de Madrid, el periodista que entrara en las oficinas de los grupos no se libraba, como en Cuba, del acompañante. Ese periodo especial duró poco. La gente que le ve, los suyos, los concejales y asesores de PSOE, IU y UPyD, los ordenanzas, destacan que es afable en el trato y que no evita el saludo.
Donde se deja ver es en los actos del partido, incluidas las jaranas que se pegan los cachorros populares en la capital, muchas en discotecas alquiladas, y también en localidades y pueblos de la Comunidad. Él, joven disciplinado que no entraba en las quinielas de ascenso, ha cobrado una relevancia importante desde el accidente, especialmente tras las palabras de Aguirre en su defensa. Lo saben los carromeristas. Sigue siendo vicesecretario general de Nuevas en Madrid, y es el cuadro de las juventudes del PP más famoso de España, mucho más que la presidenta de la organización, Beatriz Jurado. De él sus compañeros -los hay desde amigos y simpatizantes hasta acérrimos enemigos tanto de él como de la imagen que desprende- coinciden en que le van el mambo nocturno y las copas, que en eso el chaval no ha cambiado una vez se hubo recuperado de su dantesco episodio en el Caribe. Le va el ron cola.
“Carromero tiene el apoyo de todas las sedes en Madrid, se lo ha ganado. Pero no el apoyo del partido”, resume un miembro. “No tiene el apoyo de los jefazos de su sede (distrito de Salamanca), empezando por Lasquetty y siguiendo por Juan Soler o Iñigo Henríquez de Luna. ¿Sucesor? Los carromeristas dicen que Pablo Casado quiere poner a Ángel. Pero en fin, parece que tienen el cerebro lavado por Carromero, le apoyan en todo lo que les dice”.
Lo que ocurre es que Casado no ha convocado el congreso para elegir sucesor, y nadie de dentro sabe cuándo lo hará, si lo hace. Entretanto, de parranda en parranda y currando para Botella, Carromero espera.
Vozpópuli
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