De los retos de los países del Tercer Mundo ante el nuevo escenario de la comunicación digital y algunas experiencias

El mismo título del panel, Retos de los países del tercer mundo ante el nuevo escenario de la comunicación digital, generó una contradicción ineludible al imaginario de cualquier profesional de la comunicación social. Cómo identificar todos los retos que trascienden el pleno ejercicio académico y son intrínsecos a los países del Tercer Mundo, a la llamada periferia, a las dinámicas impuestas por el patrón cultural imperante desde el exterior. Solo la valentía de los presentes en el plenario, el bagaje cultural y científico unido a la capacidad de síntesis de los ponentes trasladó cierta tranquilidad sobre el curso de la presentación, al tiempo que patentó la premisa de estar muy lejos de identificar todos los desafíos que enfrentamos en la construcción de nuestras realidades.

El avezado comunicador brasileño Eduardo Gimarães señaló que si bien es cierto que las grandes corporaciones tienen una estructura gigantesca para controlar y manipular a la opinión pública en función de sus intereses, el mayor desafío para aquellos que libramos esta lucha contra hegemónica es determinar cómo lo hacen y las vías para alcanzar el cambio. Carece de todo sentido cuestionarse esa afirmación, pero lo más difícil es pasar del discurso político a la práctica cotidiana y estimular la inquietud académica de intelectuales y demás actores de la comunicación sobre el tema.

La construcción de falsas realidades y la marcada incidencia sobre las necesidades emancipadoras y democráticas del individuo son características inherentes a las grandes corporaciones de comunicación masiva y que se trasladan a las redes sociales. En este sentido, el bloguero cubano Iroel Sánchez señaló los ejemplos de la falsa y contraproducente actuación de las redes sociales en la llamada Primavera Árabe más allá de la autoproclamada capacidad para movilizar y socializar, principalmente en Irán y Egipto, en los que crearon realidades virtuales fuera del terreno y se dedicaron a difundir más que a movilizar respectivamente. Definitivamente el bloqueo del acceso a estas tecnologías y su uso queda a discreción de unos pocos, lo que impone la necesidad de trabajar para proponer alternativas viables a esta jerarquía heredada de los medios tradicionales.

Aunque no se alcanzó a identificar todos y cada uno de los retos de los países del Tercer Mundo, fue un buen espacio para intercambiar sobre importantes inquietudes particulares y comunes, y socializar iniciativas contra hegemónicas muy interesantes como la autonomía alcanzada por el espacio Blogoosfero en Brasil. Se coincidió en que junto a las prácticas comunicativas emancipadoras de nuestros pueblos y al uso efectivo de los espacios dominados por los grupos de poder – como las propias redes sociales-, es indispensable desarrollar softwares propios para articular estrategias autónomas. En la medida en que no permitamos que nos deslumbren las bondades de las redes sociales virtuales y las nuevas tecnologías, y sepamos aprovechar sus oportunidades en función de nuestros intereses desde nuestra perspectiva y una conciencia crítica, ganaremos cierto liderazgo y autenticidad dentro de nuestra opinión pública que nos permita invalidar las prácticas hegemónicas de los actores tradicionales. El principal reto aún parece quedar sin propuestas de solución tangible, cómo hacer más efectiva nuestras estrategias para que la movilización virtual – no ajena a la atomización- se convierta en movilización popular en las principales plazas de nuestros países./Ventana PolíticaJorge Y. Castellanos Orta/Foto Miguel Noa

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