Prensa cubana: un apremio para el látigo y el cascabel

Norelys Morales Aguilera.- Este sábado se reunió la delegación de base de la Unión de Periodistas de Cuba de Telecubanacán, el canal de la provincia de Villa Clara, con lo que concluyó la primera fase del proceso para el Congreso de la organización en el territorio. Próximamente será la asamblea provincial.

Sin llamamientos ni teques los colegas fueron a lo medular que es lo que demanda la población cubana y la villaclareña en particular de los medios y de cada uno de los profesionales del periodismo. Y, estas son malas noticias para quienes critican con la ponzoña de la mala intención, no para construir.

La crítica sana, que eleva y mejora, llegó de los propios artífices de la noticia listos a censurar lo mal hecho y reconocer lo bien, que examinaban que a veces falta preparación y organización, al mismo tiempo que no quedó títere con cabeza entre los que intentan administrar la información y entre quienes lo permiten.

Los ministerios y empresarios que obstruyen el trabajo de la prensa, que a tono con los nuevos cambios económicos pretenden bregar, fueron evidenciados con nombres y apellidos para que el Partido haga su trabajo y el medio y los periodistas lo suyo. Aunque este no es faena para un día ni para una reunión: tiene que ser método y batalla de cada día.

Unos creen que es necesaria la Ley de Prensa y otros que se haga cumplir lo que el propio Partido ha normado y está vigente. Para la primera faltaría que el gobierno termine su reordenamiento y para lo segundo es de hacerlo cumplir y recuperar el terreno perdido.

Los avatares con Internet tuvieron tiempo y cabida con el presupuesto de que usar la herramienta con eficacia es una demanda irrenunciable a pesar de la lentitud con algunas conexiones y la falta que aún tienen varios periodistas.

No faltaron los ejemplos de las duras condiciones tecnológicas que sufre el canal villaclareño con el equipamiento, sin embargo también fue criticada la mala previsión con inversiones, mantenimientos y sobre explotación de la técnica en cuanto a cámaras y transporte, por ejemplo, sin las cuales no se puede hacer televisión.

Tampoco se dejó de decir que en tales circunstancias la organización de los procesos debe ser exquisita y que los que llevan esta labor en los medios tienen que ser los mejor preparados, algo que atañe a la política de cuadros y al salario de los mismos. De salario se habló para los periodistas también en medio de la coyuntura económica actual.

Lo que sucedió entre 20 colegas de la Televisión en Villa Clara fue un diálogo constructivo del que salieron los propósitos en el futuro inmediato y mediato, conversación franca, poniendo los puntos sobre las íes y el corazón con el pueblo que demanda una prensa mejor, que se parezca más a sí mismo y que le informe bien sobre los profundos cambios que están teniendo lugar en la sociedad cubana, a la altura de la cultura de la nación.

Vale decir: un apremio de acudir al paradigma martiano para la prensa de ser látigo y cascabel.


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