El Pentágono acaba de concebir un programa de televisión que está rompiendo los records de audiencia de la NBC. En una mezcla entre el esquema del reality show, un tipo de programa que escenifica la realidad para que los televidentes puedan verla, y el esquema de los juegos televisivos en los que se crean situaciones que ponen a prueba las capacidades de los concursantes, el Pentágono propone ahora jugar a la guerra en escala natural. Este programa de propaganda –cuyo equivalente más cercano serían las competencias deportivas en uniforme de combate que organizaba Joseph Goebbels– busca al mismo tiempo resaltar los valores de aptitudes marciales y ocultar la crueldad de las guerras reales.
Manlio Dinucci.- Los miembros del comando se lanzan al mar desde un helicóptero en vuelo y, al alcanzar la playa a bordo de un bote inflable, eliminan las fuerzas enemigas con sus fusiles de asalto, minan un almacén y lo hacen saltar en pedazos mientras se retiran colgados del helicóptero.
Las personas que realizan esta acción no son Marines ni miembros de los Navy Seals sino actores, cantantes, campeones deportivos o conocidos hombres de negocios reclutados por la cadena de televisión estadounidense NBC para participar en el reality show titulado «Stars Earn Stripes» [1] y posteriormente entrenados y acompañados en la acción por verdaderos miembros de fuerzas de élite, como los Boinas Verdas.
El objetivo de este programa, según explica la NBC, es homenajear a «nuestros héroes» que vuelven de las guerras al mostrar al televidente las «increíbles misiones que ellos realizan en la vida real». Cada concursante participa para ganar una suma de dinero que irá a una asociación de militares, estimulando así a los telespectadores a aportar también sus propias contribuciones.
Pero lo que hace verdaderamente único este reality show es su excepcional animador: el general estadounidense Wesley Clark, ex comandante supremo del comando aliado en Europa de 1997 a 2000. Es el general Wesley Clark quien planifica las misiones de los concursantes, los guía y los evalúa. No carece de la experiencia necesaria para ello. Fue precisamente el general Wesley Clark quien planificó y dirigió la guerra contra Yugoslavia. Ya retirado, Clark ha escrito varios libros y ha impartido cursos sobre cómo «dirigir y ganar la guerra moderna», basándose en la de 1999.
Fue aquella la primera guerra que libró la OTAN en sus 50 años de historia, explica Clark, para «poner fin a la limpieza étnica de Milosevic contra los albaneses de Kosovo». Una guerra en la que «América (Los Estados Unidos de América. NdT.) proporcionó su liderazgo y escogió los blancos que había que golpear». Pero el Pentágono la convirtió en «una guerra de la OTAN» al implicar en ella a sus aliados, que efectuaron el 60% de los ataques aéreos.
Así describe Wesley Clark el palimpsesto de otro reality show, mucho más importante que el de la NBC, que el Pentágono viene transmitiendo también al mundo entero para dar una apariencia de realidad a algo que está lejos de ser verdad, escondiendo los verdaderos motivos y objetivos de la guerra. Y para ello recurre a la aplicación de dos reglas: dirigir la atención de la opinión pública hacia el enemigo número 1 del momento (Milosevic, Ben Laden, Sadam Husein, Kadhafi, al-Assad, Ahmadinejad) mostrando lo peligroso que es y lo justo y urgente que resulta la intervención militar; e implicar a los aliados, pero de manera tal que siempre sea Estados Unidos quien mantenga el liderazgo.
En el reality show de la guerra se permite la fabricación de «pruebas» contra los enemigos, como las que presentó en la ONU el secretario de Estado Colin Powell el 5 de febrero de 2003, para demostrar que Irak tenía armas biológicas de destrucción masiva. «Pruebas» cuya falsedad admitió posteriormente el propio Powell, pidiendo incluso a la CIA y el Pentágono que le explicaran por qué le habían proporcionado «informes inexactos».
Pero el reality show de la guerra ha pasado ahora a nuevos episodios. Hoy se acusa a Irán de querer fabricar armas nucleares, mientras se finge ignorar que Israel dispone de ese mismo tipo de armas desde hace varios decenios y que las mantiene apuntando contra Irán y otros países.
Programas de televisión como «Stars Earn Stripes» ayudan también a alimentar la idea de que existe un enemigo y de que es necesario defenderse. Wesley Clark podría transmitirlo también en Italia, contratando como figura excepcional a Massimo D’Alema, quien, como presidente del consejo, en 1999, puso las bases militares y las fuerzas armadas de Italia bajo las órdenes del hoy animador del reality show «Stars Earn Stripes». [Red Voltaire]
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