¿A quién le habla Capriles Radonski?

Homar Garcés.- ¿A quién le habla Capriles Radonski cuando se refiere a progreso, inclusión, empleo, combate a la delincuencia y crecimiento económico? Indudablemente, a quienes creen que -como él- están predestinados a dirigir la sociedad venezolana de un modo similar al de aquellos que buscan imitar, adoptando como propios sus “valores” y estilo de vida: Estados Unidos. Por ello mismo, este segmento de la población venezolana no comparte (ni ha compartido) la visión ni las expectativas de los sectores populares, “ausentes de un recto y provechoso sentido de la venezolanidad”, como diría Mario Briceño Iragorry; teniendo que recurrir a estratagemas que plantean el “progreso” para enganchar a incautos (sobre todo, de quienes aspiran ser de clase media) y a chavistas resentidos en su carrera hacia el poder, centrando todo su interés en la hegemonía del capital como fórmula única para paliar los problemas estructurales que padece Venezuela desde hace largo tiempo.

De este modo, a pesar del enorme reto que supone enfrentar a Hugo Chávez en la contienda electoral del 7 de octubre próximo, quien ha definido sus propuestas sobre cinco objetivos históricos que realzan la independencia y la democracia bolivariana, Henrique Capriles Radonski se ha escudado tras el lema engañoso de “progreso para todos”, sin mencionar (menos, enfatizar) el carácter explotador y excluyente que el mismo entraña, puesto que no reniega del capitalismo, tratando de convencer a la mayoría de los venezolanos de sus bondades. Quizás intuye que sus posibilidades ante este proyecto de nación son escuálidas y opta por la consigna de la inclusión, el pluralismo y la amplitud cuando es evidente que persigue defender los intereses oligárquicos y transnacionales de sus patrocinadores, sin medir los perjuicios que ello le acarreará al país en lo que respecta a su soberanía, su dignidad, su potencial económico y su ejercicio efectivo de la democracia participativa.

De ahí que le resulte difícil encajar su oferta electoral en el espíritu de los sectores populares favorecidos por las políticas públicas de Chávez; políticas que los grupos opositores al régimen descalifican como subsidio a la haraganería y dechantajes políticos y partidistas que juegan con la esperanza de la gente pobre. Estos entienden, a pesar de las matrices de opinión creadas y difundidas sin disimulo alguno por los medios privados de información, que la libertad a la cual se refiere Capriles Radonski es la del mercado, con su secuela de privatizaciones, flexibilidad laboral y explotación de los trabajadores, tal como ocurrió en otras naciones ahora víctimas de la crisis del sistema capitalista neoliberal.

Evidentemente, el candidato del “progreso” no le habla al pueblo llano que cifró sus esperanzas en el proyecto de transformación y de independencia nacional encabezado por Hugo Chávez, pueblo que fuera pisoteado en su voluntad democrática el 11 de abril de 2002, lo mismo que cuando el sector empresarial promovió un sabotaje económico, causando un desabastecimiento nacional de alimentos, gas y gasolina que afectó principalmente a los sectores populares de escasos recursos monetarios, con el objetivo de desestabilizar el país y derrocar al gobierno chavista. Tampoco le habla al pueblo que ha sido motejado con adjetivos denigrantes y racistas por quienes se oponen a Chávez, demostrando así cuál es su verdadero talante democrático e “inclusivo”. Demás está decir que sus principales aupadores (muchos de la extrema derecha) son aquellos que heredaron la concepción mezquina, fascista, mercantilista y dependiente impuesta por el Pacto de Punto Fijo. Así, la elección presidencial del 7 de octubre representa algo más que un asunto coyuntural para los venezolanos y las venezolanas, puesto que ese día estará dirimiéndose la vigencia y consolidación de una alternativa revolucionaria frente a los desmanes capitalistas neoliberales, siendo ello inspiración para los pueblos de nuestra América y de otros pueblos del mundo.[ARGENPRESS.info]

No hay comentarios.:

AddToAny