Renovada la nómina de la SINA

Aleida Godinez.- Las damas de ahora son una versión todavía más rústica de las Damas de Blanco bautizadas así por algunas esposas y familiares de los 75 mercenarios presos en marzo de 2003. Aquellas aceptaron gustosamente 40 pesos desde el primer domingo 30 de marzo por ir a la Iglesia de Santa Rita en la barriada de Miramar a “pedir por la libertad de sus esposos” y ello lo prueba la asistencia al lugar del mismísimo Camaján Elizardo Sánchez San Cruz quien sin perder un minuto acudió y les esperó a la salida para “estimularlas” por órdenes expresas de los “rubios del Malecón” con su primer salario, mientras buscaba reforzar su “popularidad” y engrosar la lista de los “presos políticos” para mejorar su negocio en Cuba, al tiempo que nacía otro engendro contrarrevolucionario con visos humanitarios.

Como es obvio para este tipo de personas, hallaron de repente una manera fácil de amar a sus esposos y aprovecharon; fueron “abnegadas, rebeldes, sufridas y sacrificadas” por sus libertades incluso hasta la difunta Laura Pollán que estaba separada y divorciada de Héctor Maceda su esposo con quien contrajo nupcias nuevamente desde el penal para acceder a las bondades del Gobierno norteamericano que las tomaron como bandera desde el primer día aunque luego vinieron los premios y las entrevistas. Todavía me queda la duda de los pabellones conyugales de ambos.

Les subieron la parada, aprendieron a caminar por la Quinta Avenida con Eurodiputados bajo la mirada aguzada de monitores diplomáticos, a pesar que la Convención de Viena prohíbe mezclarse en asuntos políticos del país donde estén acreditados.

Una que otra vez desafiaron a las mujeres cubanas que espontáneamente y cansadas de tanta ofensa acudían al lugar a defender nuestro terreno. Otras han debido aprender a soportar la ira del pueblo cuando hacen sus ridículas caminatas gladiolo en mano haciéndose las víctimas de una soñada represión, y cuando digo pueblo aclaro que es aquella porción que las conoce por azares de la vida.

Un día la dirección de la Revolución entendió y por suerte no se demoraron mucho en hacerlo, que estos presos estorbaban porque había que alimentarlos, atenderlos si se enfermaban y soportarles malcriadeces porque los responsables directos de su encierro, entiéndase claramente el gobierno norteamericano y su representación diplomática en el país les hizo el favor de potenciar una campaña cínica contra Cuba haciéndole ver al mundo su inocencia. Y aquí me detengo porque entre esos “inocentes” estaba uno que haciéndose pasar por periodista junto a otros no menos “disidentes”, pellejo a salvo en Miami, participaría en la voladura de la ciudad de Ciego de Ávila junto a sus compinches del mal llamado Comité Pro derechos Humanos, lo que se traduce en inocencia cómplice, de acuerdo a la lógica.

Pero como de verdad estorbaban – a mí me hubiera gustado cambiarlos por leche en polvo y aún así en el canje perdíamos- al primer chasquido del gobierno español, no les entregamos los solicitados, sino que les dijimos: ¿Por qué no se los llevan a todos? y allá va eso. Se fueron a la madre patria con decenas y decenas de familiares acompañantes, abusando de toda bondad, creídos que al pisar el aeropuerto caminarían por alfombras rojas y serían recibidos con bombos y platillos, alimentados y mantenidos como parásitos eternamente imaginando absurdamente su status de refugiados políticos viviendo por encima de los demás en un país donde 20 de cada mil ciudadanos está desempleado.

Las damas de ahora como los nuevos partidos, y agrupaciones son nuevos asentamientos de gusanos millonarios, el resultado directo de la política yanqui que hace lo que sea necesario para que un día amanezca el país lleno de tanques y soldados agrediendo al pueblo, ondeando la bandera de las 50 estrellas y hablando de “democracia” con olor a pólvora. Cualquier fortuna es pequeña para alistar mercenarias y mercenarios, pero en el fondo los yanquis saben la lección; ¡Contra el pueblo cubano no pueden! Y por eso miman y mantienen a sus delincuentes, a sus desmadradas para crear disturbios, para manejar la imagen pública a su antojo y hacer ver lo que no es.

No les bastan las denuncias, no le bastan las pruebas que hemos puesto a disposición de la prensa internacional, nada les basta, ni tan siquiera se inmutan cuando ven a un terrorista como Luís Posada Carriles o una como Silvia Iriondo hija de un terrorista y amiga predilecta del asesino Ramón Saúl Sánchez y José Basulto, jefecilla de la contrarrevolucionaria agrupación de millonarias, desfilar por las calles de Miami vestidos de blanco entonando consignas a su favor. Terroristas de ropa blanca manchada de sangre que bajo el himno del imperio intentan demostrar que son admiradoras de las damas de la SINA cuando realmente las utilizan a su antojo como marionetas para derramar sobre nosotros el odio visceral a la imperdonable Revolución Cubana.

Las damas de blanco, muchas con sanciones por delitos de robo, estafa y otros, las de verde, las de negro, pónganle el color que les quieran poner, son asalariadas del Gobierno de los Estados Unidos y por tanto cobran un enjundioso salario en su vano intento por echar a rodar la Revolución.
Esa es su esencia real, la otra nunca la tuvieron y mientras llega el anhelado final vivir de eso, como también vivieron un día los 75 mercenarios juzgados en abril de 2003 al tiempo que esperaban su turno en la cola para largarse a lamer las botas del imperio.

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