De acuerdo con el texto, lo nuevo de la cita de Cartagena de Indias, Colombia, radica en que buena parte de los gobiernos, con naturales diferencias y distintos enfoques, demandaron un modelo alternativo que privilegie la solidaridad y la complementariedad frente a la competencia fundada en el egoísmo.
Hicieron un llamado a recuperar la condición humana de nuestras sociedades y a reconstruir un mundo donde se reconozca y respete la pluralidad de ideas y modelos y la participación democrática de la sociedad en los asuntos del gobierno, incluida la consulta de las políticas económicas y monetarias, apunta.
Según el documento, publicado en el diario Granma, se hizo un llamado a combatir el analfabetismo, la mortalidad infantil y materna, y las enfermedades curables, se reclamó el acceso tanto a la información libre y veraz como al agua potable, y se reconoció la exclusión social y que los derechos humanos son para el uso de todos.
Quedó demostrado, plantea, que hay un abismo creciente entre lo que el Héroe Nacional cubano, José Martí, llamó Nuestra América -para referirse a la tierra ubicada al sur del río Bravo- y lo que el prócer de la independencia de la isla llamó "el Norte revuelto y brutal que nos desprecia".
Allí se produjo, considera la declaración, una rebelión de la América Latina y el Caribe contra la imposición de "un gobierno y medio", que ejercía un veto imperial a los párrafos del proyecto de Declaración Final que reclamaban el cese del bloqueo a Cuba y de su exclusión en los eventos hemisféricos.
El texto recuerda que desde la anterior Cumbre, en 2009, se disiparon las ilusiones sobre la política del presidente estadounidense, Barack Obama, pues no hubo mayor cambio en la política hacia América Latina y el Caribe, mientras continuó y se endureció en el sector financiero el bloqueo contra Cuba.
Ante esa postura destaca el papel de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA), la cual adoptó una Declaración sobre la Soberanía Argentina de las Malvinas, otra sobre el bloqueo, y consideró injusta e inaceptable la imposición de la exclusión de Cuba de los foros hemisféricos.
El documento reconoce la posición de varios mandatarios latinoamericanos, entre ellos Evo Morales, Hugo Chávez, Daniel Ortega y Cristina Fernández, presidentes de Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Argentina, respectivamente, por la defensa realizada en función de esas causas.
"Nos sentimos orgullosos- resalta- cuando la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió con serena dignidad ante Obama, que la Patria Grande solo puede ser tratada como igual y confirmó la postura común en apoyo a Argentina y a Cuba".
Asimismo, resalta la postura de los países del Caribe, los cuales mostraron la solidez de la Comunidad del Caribe (Caricom), y de las fuerzas de izquierda, los movimientos populares, las organizaciones sindicales, juveniles y estudiantiles, las organizaciones no gubernamentales reunidas en el Congreso de los Pueblos.
Durante el propio evento, el ALBA hizo oficial y público que, sin un cambio radical de la naturaleza de estas Cumbres, no asistirá más, y otros líderes continentales, también lo han advertido, recuerda el texto.
También patentiza el criterio de Cuba de que a Argentina le asiste el derecho inalienable de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y que la América Latina no estará completa hasta que Puerto Rico, sometido por Estados Unidos al colonialismo, alcance su plena independencia.
Nuestra América tiene una oportunidad para resolver los graves problemas de extrema desigualdad en la distribución de la riqueza y puede, con su fuerza ya evidente, contribuir al "equilibrio del mundo", a la defensa de la paz y a la preservación de la especie humana, afirma la declaración.
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