Tres alertas y momentos contra la hipocresía y la votación para la guerra en la ONU

Momento para la Hipocresía, Alerta número 1:

¡Qué encantador resultaba observar a Alain Juppé como nuevo ministro francés de asuntos exteriores –y encima predicando sobre valores humanitarios- en lugar del icono Chanel Michele Alliot-Marie, que pasó unas vacaciones en Túnez en medio de la batalla emprendida por el pueblo para librarse del tirano Zine al-Abidine Ben Ali.

La administración Obama –al menos en público- estaba dividida entre la Secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton (a favor de la exclusión aérea) y el supremo del Pentágono Robert Gates (en contra). El Presidente Obama no reveló sus cartas hasta el último minuto (además de afirmar que Gadafi debía irse). Actuando de esa manera, presionaba para que las Naciones Unidas se pusieran al frente de la resolución con el dúo anglo-francés puliendo el borrador de la misma junto a un país árabe: el Líbano.

Lo que los críticos más duros habían visto, mientras el presidente dejaba temerariamente su credibilidad en entredicho así como su “fracaso a la hora actuar decisivamente en apoyo de la libertad”, quizá deba considerarse como un astuto juego de sombras chinescas por el que se daba la impresión de que las Naciones Unidas legitimaban otra “coalición internacional de los dispuestos” –es inevitable sacar a colación ese desagradable término-, y no una intervención occidental. Algo así como un no imperialismo humanitario. ¿Qué me dicen?

Ahora todo depende de cómo la OTAN actúe fuera de las bases militares francesas a lo largo del Mediterráneo y de lo que haga la fuerza aérea italiana y las bases navales en Sicilia, a un coste de 300 millones de dólares la semana. El Gates del Pentágono ha vuelto ya a desplegar los recursos navales de EEUU junto a la costa libia. Y le aseguró a Obama que el Pentágono era muy capaz -¿cómo no?- de abrir un tercer frente de guerra.

Momento para la Hipocresía, Alerta número 2:

Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Jordania pueden ser todos ellos colaboradores de la fuerza anti-Gadafi de EEUU y la OTAN. Tres son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Como parte de la Liga Árabe votaron todos la pasada semana a favor de una zona de exclusión aérea. ¡Qué ironía cósmica ver a esas cuatro autocracias apoyando una operación militar en beneficio de la misma clase de manifestantes que quieren justicia, dignidad y democracia en sus propios patios traseros!

El gobierno militar provisional egipcio, de forma un tanto más sensible, ha dicho ya que no va a tomar parte en las operaciones militares. En su lugar, el ejército egipcio está enviando, con la aprobación de Washington, rifles de asalto y munición a los sublevados libios a través de su frontera oriental.

Bien, es inevitable hacerse la pregunta. ¿Votarán las Naciones Unidas con el mismo celo la imposición en Arabia Saudí de una zona de exclusión de transporte terrestre a fin de impedir que envíe tanques y tropas a través de la carretera elevada para reprimir al pueblo de Bahrein, un país que ya ha invadido?

Momento para la Hipocresía, Alerta número 3:

Washington, de acuerdo con la nueva doctrina-marca de la administración Obama, consagra la “ayuda estadounidense” a los rebeldes cuando se trata de dictadores “diabólicos” como Gadafi. Y los rebeldes consiguen finalmente el pleno apoyo de la ONU. Seguidamente, Washington predica la “alteración de ese régimen” cuando se trata de “nuestros” bastardos, todos esos de los al-Jalifa de Bahrein y la Casa de los Saud. Y esos dictadores se salen con la suya.

La bola (de fuego) en el Mediterráneo está ahora en el campo de Gadafi. Su ministro de defensa ha advertido ya que está en peligro el tráfico naval y aéreo por el Mediterráneo, y que todos los objetivos civiles y militares son válidos. Gadafi, por su parte, dijo en el canal RTP de la televisión portuguesa “Si el mundo se ha vuelto loco con respecto a nosotros, también nosotros nos vamos a volver locos. Vamos a responder. Haremos de sus vidas un infierno porque eso es lo que pretenden hacer también con las nuestras. No van a tener paz nunca”.

Tomado de “La guerra del Club Med

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