Hugo Ríus.-Ella, la portadora de una diplomacia que se va acercando a la de Bush sin Bush, hizo feliz a la otra dama de garrote, a la loba feroz Ileana Ros-Lehtinen, devenida presidente del comité de relaciones exteriores de la Cámara de representantes de Estados Unidos. Ambas se intercambiaron sonrisas de complicidad mientras destilaban sus conocidas diatribas y amenazas contra Cuba y Venezuela, dos obsesiones enfermizas que se albergan obstinadamente en Washington.
Cuando podría esperarse de la secretaria de Estado durante su comparecencia en el Capitolio una atención más concentrada en graves y alarmantes acontecimientos de alcance global, no desaprovechó el escenario para recordar que al imperio no importa que con vestidura demócrata o republicana, le sigue preocupando la presencia en su llamado patio trasero de gobiernos independientes que desobedezcan los guiones hegemónicos, ¡Huy, qué miedo!
(Tomado de Cubadebate)
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