Desde el juicio a Posada Carriles, Diario de El Paso: La forense cubana

José Pertierra.- A través del testimonio contundente de la médico forense cubana, Yleana Vizcaíno Dimé, hoy la fiscalía probó que la muerte de Fabio Di Celmo el 4 de septiembre de 1997 en La Habana fue un homicidio.

La doctora Vizcaíno Dimé testificó ante el jurado en El Paso que Fabio Di Celmo murió de “una herida mortal por necesidad que le causó sangramiento masivo que fue imposible detener”. La defensa no pudo impugnar su testimonio y, consecuentemente, sus declaraciones constituyen evidencia no controvertida en el juicio contra Luis Posada Carriles.

La Doctora Yleana Vizcaíno Dimé concluyó su testimonio y pronto regresará a La Habana, pero deja en El Paso sus declaraciones como evidencia de que la bomba que estalló en el Hotel Copacabana el 4 de septiembre de 1997, lanzó una esquirla de metal que le cortó la yugular a un joven de 32 años llamado Fabio Di Celmo. Le causó el sangramiento irreversible que lo mató. Pronto el jurado escuchará una grabación de Luis Posada Carriles, durante una entrevista al periódico The New York Times, en la cual alardea de ser el autor intelectual de ese asesinato.

POSADA: NO PASÓ NADA, PERO LE CORTÓ LA YUGULAR

La fiscalía tiene citada a la periodista Ann Louise Bardach, quien entrevistó a Luis Posada Carriles en junio de 1998 en Aruba. Ella grabó gran parte de esa entrevista y-bajo órdenes judiciales- Bardach tuvo que compartirla con la fiscalía. El intercambio entre Bardach y Posada Carriles es comprometedor. Posada admite que una de sus bombas mató a Di Celmo, pero la culpa la tuvo la víctima -tuvo la mala suerte de situarse cerca de la bomba en el momento equivocado.

Empleando la lógica retorcida de los asesinos, Posada le dijo a la periodista sobre el asesinato de Fabio Di Celmo: “No pasó nada, pero le cortó la yugular”. Bardach lo entrevistó en inglés. La traducción al español es mía:

Bardach: “Luis, en otras palabras, no te importa admitir lo que hiciste, pero no quieres que te acusen de cosas que no estás haciendo”.

Posada: Claro.

Bardach: Porque apoyas, tú sabes, actos de sabotaje.

Posada: Sí.

Bardach: En Cuba.

Posada: En Cuba.

Bardach: ¿No fuera de Cuba?

Posada: …No quiero luchar por otro país.

Bardach: Le leo en inglés (lee un recorte de periódico).

Posada: Otra vez.

Bardach: Okay. “Encabezó a un equipo de seis exiliados que trataron de asesinar a Castro en Colombia hace cuatro años”. ¿Cierto?

Posada: Sí.

Bardach: Eso es verdad. Está bien, entonces lo de Colombia es verdad. (Sigue leyendo la Bardach). “El conspiró para introducir de contrabando explosivos plásticos de Guatemala a Cuba el otoño pasado, escondiéndolos en pañales, botellas de champú y con guatemaltecos pretendiendo que son turistas”.

Posada: Más o menos cierto. No es cierto completamente. No es cierto que las botellas… El cuento completo…

Bardach: Es la verdad.

Posada: Es la verdad.

Bardach: Pero Umm… el último… (sigue leyendo la Bardach) “El planeó volar un carguero cubano en Honduras en 1993 y establecer una base secreta en Honduras.”

Posada: Sí. Es la verdad. Es la verdad. Pero lo último es completamente falso.

Bardach: Eso es bueno, es bueno saberlo.

Posada: Traté de volar otros barcos en otros lugares.

Bardach: Oh.

Posada: No volar.

Bardach: Sí

Posada: Déjeme explicarle.

Bardach: Pero no en Honduras.

Posada: No en Honduras.

Bardach: Correcto.

Posada: En las explosiones en los hoteles

Bardach: Uh-uh

Posada: Tratamos de poner explosivos pequeños.

Bardach: Correcto.

Posada: Porque no queremos herir a nadie.

Bardach. Correcto.

Posada: Simplemente para hacer un escándalo y que los turistas no vengan más.

Bardach: Ah.

Posada: ¿Por qué?

Bardach: Oh, yo entiendo. Entonces, en otras palabras, con respecto a las bombas contra el turismo, es porque en su libro, yo leí lo molesto que usted estaba con el turismo.

Posada: Sí.

Bardach. Sabes que recuerdo que te había dicho lo diferente que es Cuba, con el dinero que le llega del turismo. Te lo dije.

Posada: Sí

Bardach. Entonces me decías que tu intención era asustar a los turistas.

Posada: Sí

Bardach: No matarlos.

Posada: Claro.

Bardach: Pero uno murió, usted sabe.

Posada: Sí. Pero ¿sabe usted que pasó?

Bardach: No.

Posada: Sesenta pies de distancia. Había un pobre hombre en una silla.

Bardach: Sí.

Posada: Y pedazos pequeños…

Bardach. Esquirlas.

Posada: y… le cortó la yugular. Es el más fatal del mundo. No pasó nada, pero le cortó la yugular. Triste, vaya. Es triste, porque no fue intencional, pero no podemos parar porque umm, ese italiano estaba en el momento equivocado en el lugar equivocado.

Posteriormente, Posada Carriles le añadió a Bardach que no tiene remordimiento por la muerte de Fabio Di Celmo. ”Yo duermo como un bebé”, le dijo. Y es precisamente eso lo que ha hecho consistentemente durante este proceso en El Paso: se la pasa durmiendo en un asiento como si nada. Hoy Posada ni siquiera miró la pantalla para ver el cuerpo inerte de Fabio Di Celmo. Tampoco se perturbó durante el testimonio sobre la autopsia que la médico forense le realizó a la persona que su bomba mató en La Habana. LEER CRONICA COMPLETA

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