Público.es ofrece el periodismo de Pascual Serrano, quien aporta sobre la paradoja de que la persona que ha recibido el último años más premios de periodismo no es periodista. Ni al prestigioso Público.es ni a la excelencia profesional de Serrano, se les puede acuñar el sambenito de envidia u otras necedades hacia la ciberchancletera.
Pascual Serrano.
La persona que ha recibido el último año más premios de periodismo, incluido el español Ortega y Gasset, no es periodista. Considerada “héroe del hemisferio” por la Fundación Panamericana del Desarrollo por enfrentarse al Gobierno cubano, nunca ha pisado una cárcel ni un tribunal. Mientras desarrolla su labor en un país donde se dice que Internet está prohibido, su blog es considerado por la CNN de los 25 mejores del mundo y la Universidad de Columbia le concedió el histórico Premio María Moors Cabot de periodismo por “conectar Cuba –digitalmente– con el resto del mundo” a través de este blog.
A la galardonada periodista sólo se le conoce una entrevista, al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aunque el Premio de la Universidad de Columbia se lo dan por la cobertura de Latinoamérica y el Caribe, pero sólo ha visitado Alemania, Suiza y Cuba. Estamos hablando de Yoani Sánchez y su blog Generación Y.
El encumbramiento a la fama fue meteórico. Inaugurado su blog en abril de 2007, en octubre el corresponsal de Reuters lanza un teletipo de agencia que se publica en varios lugares del mundo. Dos meses después, The Wall Street Journal le dedica una página completa con llamada en primera plana. Pocos días más tarde, el periódico español El País la entrevista en contraportada. Al mes siguiente, hacían cola en su domicilio The New York Times, Die Zeit, The Washington Post, Reporteros sin Fronteras, la televisión alemana, la española, Al Jazzira…
Al año de poner en marcha su blog, la revista Time la considera entre las 100 personas más influyentes del mundo, igualmente la revista Foreign Policy la elige entre los diez intelectuales más importantes del año en Iberoamérica. Ha recibido premios hasta de la televisión y radio alemanas, a pesar de que en el jurado, de 12 periodistas, sólo uno comprendía español.
Presentada como una valiente mujer que de forma individual se dedica a compartir con estilo intimista sus sensaciones sobre la trágica situación que vive Cuba, su blog es traducido a dieciocho idiomas, algo que no hemos logrado con la documentación de la Unión Europea. El nombre del sitio matriz –desdecuba.com– sugiere que todo el esfuerzo de conexión a la red proviene de la isla, pero el servidor está alojado en Alemania. La bloguera convoca a movilizaciones a través de Twitter, foros sociales y otras variantes de la web 2.0 que apenas se utilizan en Cuba. El soporte técnico, que le da servicio casi en exclusiva a su blog, maneja 14 millones de visitas mensuales y hoy cuesta miles de dólares. No existe en toda la isla una sola página de Internet, ni privada ni pública, con el potencial tecnológico y de diseño de la de Yoani Sánchez.
El pasado mes de noviembre, Yoani denunció haber sido golpeada brutalmente por agentes del Gobierno cubano. Todos los medios de comunicación del mundo se hicieron eco de la agresión y el Gobierno de Estados Unidos expresó su “profunda preocupación”, aunque 48 horas antes hubieran ejecutado a un cubano de 34 años elevando la cifra de ejecuciones del año 2009 a 42. Lo curioso es que, requerida tres días después por el corresponsal de la BBC para mostrar sus lesiones, dijo que ya habían desaparecido; tampoco las pudieron apreciar los médicos que le atendieron en el servicio de urgencias, según relataron en vídeo a un medio alternativo español. Ningún corresponsal extranjero encontró un solo testigo que viese la agresión, a pesar de que, según afirmó Yoani Sánchez, fue en la calle a plena luz del día.
Todo eso sólo puede suceder en Cuba, que es el país de las paradojas. Es la única nación, como afirma el corresponsal de la BBC, Fernando Ravsberg, cuyos exiliados en el extranjero vuelven todos los veranos de vacaciones al país donde se supone están perseguidos. En Cuba, el Gobierno ofrece a cada ciudadano una cartilla de abastecimiento con productos de primera necesidad a precios prácticamente gratuitos, pero la prensa extranjera lo denomina con el nombre contrario: cartilla de racionamiento. Su Gobierno es el más acusado por los empresarios de medios de comunicación de atacar a la libertad de prensa, pero es el país de América Latina donde más ciudadanos están alfabetizados para poder leer. Y Cuba es el único caso del mundo en que los opositores al Gobierno que lo califican de dictadura acaban viviendo en mejores condiciones que los partidarios de la revolución. Basta el ejemplo de Yoani Sánchez: mientras que funcionarios de alto rango del Ministerio de Cultura me explican que han estado sin Internet durante días por razones técnicas, Sánchez consigue conectarse siempre porque no le faltan divisas para pagar en los hoteles. Si preguntamos a los cubanos, observaremos que son precisamente los mejor situados económicamente los que más critican al Gobierno.
Yoani Sánchez y la prensa internacional no dejan de recordar que ha sido atacada personalmente por Fidel Castro, un ataque que consistió en que el ex presidente cubano hiciera referencia a ella en el prólogo de un libro sobre Bolivia donde criticó que “haya jóvenes cubanos que piensen así, enviados especiales para realizar labor de zapa y prensa neocolonial de la antigua metrópoli española que los premie”. Al parecer, un ejemplo elocuente de la implacable furia con la que la dictadura castrista aplasta al que levanta la voz.
Observando la acogida de Yoani Sánchez en la prensa internacional e instituciones que expenden premios, nos preguntamos si no existen periodistas y blogueros válidos y valientes en el resto de América Latina, en Oriente Medio, en África e incluso dentro de Estados Unidos. Quizás ellos sí pisen las prisiones, reciban golpes de la policía perfectamente visibles y sufran ataques gubernamentales más allá de la cita en el prólogo de un libro.
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