Espectacular autobiografía de Guillermo Fariñas.

M. H. Lagarde explica la poca trascendencia mediática de biografía de Guillermo Fariñas. El autobiografiado se autocensura.

Aunque consta que el mencionado autocuento de la vida de Guillermo Fariñas le fue entregado a las principales agencias de prensa, así como a varios importantes diarios, al parecer, solo el sitio Cubamatinal, una página contrarrevolucionaria en la red, ha tenido la audacia de hacerla pública.

Sin dudas resulta llamativa la falta de repercusión mediática de las incontables “hazañas” vitales de este hombre, cuya presunta muerte por huelga de hambre (la número veinte y tantos que realiza), ocupa hoy los principales titulares de la llamada prensa occidental.

Evidentemente, la gran prensa -por supuesto, un poco más seria que Cubamatinal-, ha preferido silenciar las “proezas” del líder de los huelguistas cubanos, probablemente por la misma razón que Cubamatinal las hace pública:“En el debate -dice una nota de dicha publicación- sobre la huelga de hambre que libra el destacado opositor Guillermo Fariñas Hernández, el estado ha tratado de desacreditar su imagen como ya lo intentó con el fallecido Orlando zapata Tamayo, a continuación aportamos a los lectores la autobiografía de Fariñas”.

Más lúcidos, los grandes estrategas de las campañas mediáticas contra Cuba, deben haber razonado que ninguna campaña del gobierno cubano desacreditaría mejor a Fariñas que su propia autobiografía.

Repasemos por tanto algunos pasajes de la vida de este “combatiente” a quien tantas huelgas, además de otros trastornos, parece haberle dejado como secuela, en el mejor de los casos, una seria inflamación del ego.

Para resaltar su carácter heroico, rasgo evidente ya desde su temprana juventud, Fariñas nos cuenta que: “Pertenecí al equipo de baloncesto participando en los “Juegos Escolares”, como defensor y atacador del equipo 11-12 y 15-16 y sustituto de Leonardo “Maravilla” Pérez”.

Nadie tiene la menor idea de quién es Leonardo “Maravilla” Pérez, pero a Fariñas le parece un dato digno de tener en cuenta, porque si él sustituyó nada menos que a “maravilla” Pérez, ya se pueden imaginar los lectores qué clase de epíteto sería el que a él le correspondería.

Pero de todas formas, y por si alguien no captara el mensaje subliminal sobre su autovalía, Fariñas nos reserva un destacado expediente nada menos que como policía del régimen cubano.

“Fui ubicado en la unidad militar de Barbosa, en la Autopista del Mediodía, actual Instituto de Policiología “Capitán Eliseo Reyes”. Formé parte de las Tropas de Apoyo a la Custodia de la Embajada del Perú, del Batallón de Seguridad Personal y Batallón de Seguridad a Sedes Diplomáticas, custodié La Casa Central de las FAR, actual Hotel Comodoro, Batallón de Protección a la Valla de gallos en Managua”...

Y si usted quiere todavía maravillarse aún más, puede leer el pasaje de su maravillosa hoja de servicio como internacionalista en Angola, donde, el soldado Fariñas, otrora sustituto de Leonardo “Maravilla”, se autoretrata cual émulo cubano de Rambo.

Entrenado en “El Cacho”, Pinar del Río, por entrenadores chinos, coreanos y vietnamitas, en noviembre de 1980, Fariñas partió hacia Angola donde tendría su primer enfrentamiento con la muerte.

El maravilloso Fariñas, como era de esperarse, fue asignado a un Batallón de Tropas Especiales para formar parte de los Comandos de Demolición Penetración y Sabotaje, donde realizó once incursiones en la retaguardia de la UNITA.

Como la cosa no era de juegos, “En las penetraciones recibí dos heridas de bala una en la pierna izquierda y la otra en la columna vertebral, la segunda bala –suerte que tiene Fariñas- fue amortiguada por los objetos que estaban dentro de la mochila”.

Debido a tales acciones, el soldado recibió 5 condecoraciones y 11 diplomas, que nadie sabe por qué, le fueron “ocupados por la DSE en la primera prisión en 1995”, quizás para evitar que al maravilloso Fariñas se le ocurriera un día, con tales méritos castrenses, reclamar los galones de General del Batallón de los Gallos de Managua, o cualquier otra importante división.

En agosto de 1981, partió hacia URSS, como cadete de la Academia de Desembarco Aéreo de la ciudad de Tambov, en las cercanías de Moscú. Nuevamente volvió a recibir otro “entrenamiento de vietnamitas, coreanos y chinos, además de entrenadores rusos”, porque evidentemente en El Cacho no aprendió ni papa. Si así hubiera sido, en vez de cinco medallas en Angola, se habría ganado el triple.

Desactivado de la vida militar porque durante “una práctica por negligencia del oficial en rasos fui contaminado por un gas neuroparalizante, el cual me produjo crisis de epilepsia y fui evacuado hacia Moscú y al poco tiempo al Hospital Naval de La Habana”, Fariñas matriculó la carrera de psicología en la Facultad de esa especialidad en la Universidad Central de las Villas. Por esa época comenzaron sus problemas “políticos”.

En 1986, el entonces también dirigente de la FEU, estuvo a punto de ser expulsado de la carrera. Y explica Fariñas: “pues el DSE me identificó dentro de un grupo seguidores de Freud y por ser este mismo grupo partidario de la Perestroika y de la Glasnot”.

Nadie sabe cómo, a pesar de estar fichado por la DSE, por freudiano y perestroiko, Fariñas logra llegar a Secretario de un Comité de Base de la UJC, mientras ejercía como Psicólogo Clínico en el policlínico comunitario del municipio Camajuaní Octavio de la Concepción, de donde asegura fue expulsado por oponerse al fusilamiento del General de División, Arnaldo Ochoa.

La expulsión de nuestro “héroe” consistió en un traslado “hacia el Hospital Pediátrico “José Martí” de Sancti Spíritus, donde además -probablemente algún cómplice de su trastorno ideológico-, le facilitó poder crear “la Sala de Salud Mental y la Clínica del Adolescente de ese hospital”.

“En 1991, se me informó por la Dirección Provincial de Salud, en Sancti Spíritus, que a pesar de mis logros científicos, no se me otorgaría casa por no ser confiable políticamente”.

Nadie crea que Fariñas se fue por tal motivo a expiar su culpas de sospechoso de ser fan de Edipo y Gorbachov a la Siberia cubana de los remates de Guane. Nada de eso. A pesar de la reticencia que existía respecto a su confiabilidad, se trasladó a trabajar en el Hospital Pediátrico “Pedro Borrás”, en el céntrico barrio del Vedado, en la mismísima capital del país. Fue allí donde nuestro exranger, devenido científico, conoció por primera vez la censura.

El hecho tuvo lugar en 1993, en el propio hospital Borrás, donde según el autobiografiado: “emplacé al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, ante la prensa extranjera, pidiéndole que se comprometiera ante la misma de que cumpliera su promesa hecha ante los trabajadores de este hospital en reconstrucción, de reabrir el mismo a los seis meses, por lo que Fidel montó en cólera”.

Evidentemente, los periodistas extranjeros allí presentes vislumbraron ya desde entonces en él, el líder huelguista que más tarde sería, por lo que -quizás para protegerlo-, no publicaron ni una palabra sobre el asunto.

No obstante, por esa valiente acción “los compañeros de trabajo me eligen Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Salud”.

Sobre la casi desconocida faceta periodística de su vida, Fariñas resulta, sin embargo, bastante modesto: “Fui uno de los fundadores de la agencia “Cubanacán Press”. La redacción siempre estuvo en mi casa. En el año 2005 cuando su director fundador pasó al exilio, comencé como director de la agencia”.

Una de las carencias del texto es sin dudas que el periodista no especifique si además de él, y el director exiliado, había otro personal en la “agencia”.

Quizás para estar a tono con los tiempos que corren, en los cuales, según la propia Cubamatinal , los nuevos blogueros mercenarios perciben mayores ganancias monetarias que los casi olvidados periodistas "independientes": “En mayo del 2009 -nos dice el ex reportero devenido blogger-, fundo junto a un grupo de colegas el Foro Cubanacán Press, un blog de noticias, caricaturas, chistes, artículos de opinión y fotos referentes a la Región Central del país”.

En cuanto a su talento como profesional de la palabra, nada habla mejor en su contra que el maravilloso estilo del que hace gala Fariñas en su censurada autobiografía.

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