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La CIA propuso presentar a Saddam como homosexual previo a la invasión de 2003.



Durante la planificación de la invasión de Iraq en 2003, el Grupo de Operaciones de Iraq de la CIA intentó imponer varias ideas falsas para desacreditar a Saddam Hussein ante los ojos de su pueblo.

Una de estas ideas fue la creación de un video que presuntamente muestra al gobernante iraquí teniendo relaciones sexuales con un adolescente, según dos ex funcionarios de la CIA familiarizados con el proyecto y entrevistados por The Washington Post, que pidieron anonimato.

“Se vería como si hubiera sido tomada por una cámara oculta”, dijo uno de los ex funcionarios. “Muy granulado, como si fuera una filmación secreta de una sesión de sexo”.

La idea era entonces “inundar Iraq con los videos”, dijo el ex funcionario.
Otra idea era interrumpir la programación de televisión iraquí con un boletín especial de noticias falsas. Un actor que interpreta a Hussein anunciaría su renuncia a favor de su impopular hijo Uday. ”Estoy seguro de que usted dará su apoyo a Su Excelencia Uday”, aseguraba el falso Hussein.

Los servicios técnicos de la agencia colaboraron en las ideas, que también incluía la inserción de falsos titulares (cintillos) para la parte inferior de la pantalla en los noticieros iraquí.

La Agencia también realzó un video en el que mostraba a un presunto Osama bin Laden y sus colaboradores sentados alrededor de una fogata con botellas de licor y comentando sus conquistas masculinas, recordó uno de los ex funcionarios de la CIA, riendo al recordarlo. Los actores fueron “algunos de nuestros empleados de piel oscura”, dijo.

Finalmente, “algunos de estos proyectos se detuvieron”, dijo el ex oficial, “porque nadie podía llegar a un acuerdo sobre estos”.

Dijo que encontraron una fuerte oposición de James Pavitt, entonces jefe de la División de Operaciones de la agencia, y su adjunto, Hugo Turner.

Las ideas eran totalmente ridículas, dijo el otro ex oficial de la agencia a The Washington Post. “Venían de personas cuyas carreras se gestaron en América Latina o Asia Oriental” y no entendían los matices culturales de la región.

“Trataron de montar una campaña que muestraba una total falta de comprensión de esa cultura. Siempre partimos del error de nuestro propios tabúes asumiéndolos como universal cuando, en realidad, no son más que nuestros tabúes”, afirmó el oficial.
Un funcionario de EE.UU., que habló bajo condición de anonimato, se negó a confirmar las historias, o negarlas.

“Aunque no puedo confirmar estas historias, si estas ideas estuvieron flotando en cualquier momento, es evidente que no iban a ninguna parte”, dijo el funcionario.
La realidad, aseguraron los ex funcionarios, fue que el organismo no tenía suficiente dinero y conocimiento para llevar a cabo los proyectos.

“El Ejército se hizo cargo de las ideas que finalmente se concretaron”, dijo uno. “Ellos tenían expertos en psicología para la guerra, establecidos en Fort Bragg, “centro para la guerra especial del Ejército”.

“La Agencia se deshizo de la mayoría de sus acciones encubiertas no paramilitares en la década de 1980, después que Bill Casey murió”, dijo el ex funcionario tercero.

“Era un fanático de la acción encubierta, pero Bob Gates, quien lo sucedió en calidad de director de la CIA, e incluso los que vinieron después de él, no querían tener nada que ver con eso.”

“Hubo una intensa actividad durante la primera Guerra del Golfo”, agregó el funcionario, “pero [el general Norman] Schwarzkopf dejó en claro que tenía que aprobar todo, y básicamente no aprobaba nada, excepto, de mala gana, la distribución de propaganda. A finales de los 90 había muy poca gente que sabía algo de acción encubierta y cómo hacerlo.”

El envío de folletos para la propaganda también tuvo “consecuencias imprevistas”, agregó el ex funcionario.

Según las historias de la invasión de 2003, la única forma realmente eficaz de “guerra de información” que se originó en el Pentágono, fue enviar faxes y correos electrónicos a los comandantes de las unidades iraquíes que comenzaron los enfrentamientos, diciéndoles que su situación era desesperada e invitándolos a que dejaran sus tanques, artillería y hombres, y regresaran a casa. Muchos lo hicieron.Traducido por Cubadebate

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