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Varias declaraciones recientes de altos cargos de la Casa Blanca y una cada vez más intensa campaña mediática internacional anti-china alimentan la hipótesis de que la administración del mandatario Donald Trump es la responsable de esa epidemia.
Este 31 de enero el secretario de Comercio Wilbur Ross: “el brote de coronavirus que ha contagiado a miles de personas podría impulsar la economía estadounidense”. Pero dijo más: “ayudará a acelerar el regreso de empleos a Norteamérica”.
Tales afirmaciones de Ross siguieron a otras del secretario de Estado de Washington, “Mike” Pompeo, quien en medio de la emergencia que vive el mundo por la referida enfermedad “identificó a China como una amenaza a los principios democráticos internacionales”.
A la vez importantes empresas transnacionales y líneas aéreas de EE.UU. y otros países han suspendido sus operaciones con y en el gigante asiático, mientras embajadas han disminuido su personal diplomático.
Por su parte, los grandes emporios de la información no paran un segundo de crear el pánico en todo el planeta tierra, dando cifras de muertes y contagiados por el “coronavirus”, sin mencionar para nada los intensos esfuerzos realiza Beijing por detener esa dolencia.
El mundo conoce bien, aunque se trate de esconder, que sucesivos regímenes de EE.UU. han acudido a la guerra biológica para derrocar gobiernos considerados “adversos”, desatar conflictos entre naciones, y exterminar poblaciones.
Cuba, por ejemplo, demostró que a principios de la década de los años 80 de la centuria pasada fue víctima de ataques bacteriológicos con la introducción del “dengue hemorrágico”, el cual provocó la muerte de 150 personas, en su mayoría niños.
La conflagración biológica de EE.UU. contra la mayor de las Antillas incluyó en la década de los años 70 la llamada “fiebre porcina africana”, que acabó con la población de cerdos de casi todo el país, el principal alimento cárnico de los cubanos.
El objetivo de todas esas acciones encubiertas pues claro que tenían la intención, como continúa siendo hoy con el bloqueo y continuas agresiones, de destruir la Revolución en la Isla caribeña.
Vale una última interrogante: ¿No es muy sospechoso que haya aparecido el “coronavirus” en China y que Washington lo haya introducido para debilitar a la que muchos consideran ya la primera potencia económica mundial, por encima del hasta ahora imperio que mal lidera Trump?
Basado en texto del blog de Patricio Montesinos
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