Hay nuevas restricciones a las remesas que puede enviar la emigración cubana desde EEUU. Y a las ya reducidas posibilidades de viajar a Cuba del pueblo estadounidense, con una merma evidente en los ingresos por turismo.
Se han impuesto fuertes sanciones a las navieras que transportaban petróleo de Venezuela a Cuba, para provocar el ahogo energético de la Isla.
Previamente, la Casa Blanca había dado un fuerte golpe a los acuerdos médicos internacionales de Cuba, que ayudan a financiar el sistema cubano de salud pública. Consiguió que Jair Bolsonaro rompiera el acuerdo Brasil–Cuba, que ofrecía servicios médicos cubanos en favelas y comunidades de la Amazonía.
La oposición venezolana, por su parte, ha repetido hasta la saciedad que –de alcanzar el gobierno- expulsará a los 20 mil cooperantes de la salud cubana que atienden a los sectores más humildes de Venezuela.
Cuba vuelve a vivir una coyuntura gravísima de acoso y asfixia económica. Aunque la prensa internacional la minimice. O incluso convierta a la víctima en victimario.
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