Para apoyar el reciente intento de golpe de estado en Venezuela, la gran prensa, especialmente la española, ha empleado a fondo sus habituales mecanismos de propaganda, mentira, censura y perversión del lenguaje.
1. Propaganda
“La libertad guía al pueblo” (La Razón) (1), “Venezuela intenta echar al dictador Maduro” (La Voz de Galicia) (2) o “La revuelta popular contra Maduro enciende las calles de Venezuela” (La Región) (3): son portadas que pasarán a la historia del golpismo informativo.
¿“Intervención humanitaria” o catástrofe humanitaria?
Diarios como ABC reclamaban una “intervención humanitaria” en Venezuela (4). O lo que es lo mismo, una catástrofe humanitaria como la de Iraq (5), Yugoslavia (6) o Libia (7).
“Sin la intervención de los marines, o el secuestro de la dirección chavista (…) difícilmente será posible el derrocamiento de Nicolás Maduro”, leíamos en El País (8).
2. Mentira
El día del golpe nos aseguraban que los opositores tenían bajo control una base militar (9), cuando apenas habían tomado una carretera frente a ella (10). Que estaban apoyados “por las Fuerzas Armadas” (11), cuando los soldados alzados eran pocos, de baja graduación (12) y, tal como probó teleSUR, la mayoría habían sido llevados bajo engaño (13).
3. Censura
Los grandes canales de televisión censuraron las imágenes de miles de personas que rodeaban el Palacio de Miraflores para proteger al presidente Maduro (14). Y la masiva manifestación chavista del 1 de mayo (15). Mientras, unos cientos de opositores eran convertidos en una “multitud” por diarios como El País (16).
La solidaridad internacional no existe
Actos se solidaridad y de rechazo al golpe en todo el mundo, como una manifestación de miles de personas en Bilbao, no fueron noticia (17). Tampoco la resistencia, durante más de un mes, de activistas de Code Pink en el interior de la embajada de Venezuela en Washington (18).
¿Represión o ultraviolencia golpista?
Muchos titulares sobre “represión” (19), pero ninguno sobre la extrema violencia de quienes apoyaban en las calles a los golpistas (20); sobre los ocho militares heridos de bala (21); o sobre el uso de armas semiautomáticas con silenciador, procedentes de EEUU (22).
La censura que no es censura
Mientras nos martillean con la supuesta “censura” de Maduro (23), nada nos han dicho sobre el cierre de las cuentas Twitter de medios chavistas, como El Correo del Orinoco, el Diario Vea o ViVe Televisión (24).
La corresponsal que se saltó el guión
El día del golpe, la corresponsal del canal español Telecinco se atrevió a no seguir el guión golpista. Desde Caracas, cometió el pecado de afirmar que las elecciones venezolanas son democráticas y que Maduro no es un dictador, lo que la enfrentó a un duro debate en directo con otra de las periodistas de su mismo canal en Madrid (25).
4. Perversión del lenguaje
En los medios, el gobierno de Nicolás Maduro, electo por el 67 % de votos (26), es un “régimen” (27). Mientras el de Donald Trump, electo por el 46, un “gobierno” (28).
Ejército y policía de Venezuela son las “fuerzas de Maduro” (29). Pero ni los marines preparados para la invasión, ni la policía de EEUU, son los “de Trump”.
No llamen golpe al golpe
La oposición no llama a un golpe de estado, sino que “convoca a los militares y al pueblo” (El País) (30). Y no ha sido un golpe, sino un “levantamiento” (La Vanguardia) (31), una “insurrección” (Marca) (32) o una “sublevación” (RTVE) (33). Pero, sin duda, de haberlo llamado “alzamiento nacional”, habría sido mucho más entendible para el público español. O, al menos, para quienes no son completamente ignorantes de su historia (34).
Notas
(6) https://mundo.sputniknews.com/europa/201803251077321445-balcanes-bombardeo-otan-guerra-recuerdo/
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