Jean-Guy Allard. - Henrique Capriles Radonski quién hoy pretende hacer respetar las leyes venezolanas, no exhibía tales pretensiones el 7 de mayo de 2000, cuando –siendo Presidente de la Cámara de Diputados– lo sorprendió una patrulla de policía, en Caracas, librándose a prácticas de carácter íntimo en un carro sin chapas, en compañía de otro personaje famoso del mundo político caraqueño, ambos luego amenazando a los representantes del orden.
El incidente, de indiscutible gravedad considerando las altas responsabilidades detentadas entonces a la cabeza de la Cámara de Diputados de la nación por Capriles, esta minuciosamente detallado en un informe fechado del 8 de mayo del 2000 del Inspector Jefe Teodoro Hernández, Jefe de Sector, quién efectuó el arresto, y dirigido a su superior jerárquico, el Comisario Alfredo Sáez Conde, Director General de la Policía del Municipio Baruta, estado de Miranda.
El documento fue divulgado por el popular comentarista Mario Silva en su programa La Hojilla, y ofrece un recuento sorprendente de este episodio hasta entonces ocultado de la vida del político. Tratándose de un personaje quien hoy tergiversa la realidad acerca de la legitimidad del gobierno bolivariano, vale la pena recordarlo.
El oficial Hernández relata que era la 1:00 de la madrugada el citado día cuando encontrándose en “labores de supervisión a bordo de la unidad 4-022” el sector San Roman “específicamente en la calle Caucaga con la calle Tucupido, frente al Parque infantil Los Tucusitos” –por suerte a esta ahora no frecuentado por los niños– cuando avistó “un vehículo marca BMW, de color crema, sin placas”.
“Se veían movimientos de personas” escribe el policía quien notificó de inmediato a la Central de Transmisiones, “ya que podía tratarse de un posible hurto de vehículos” y procedió a estacionarse “con la unidad a media cuadra”.
El oficial anota que “había varios vehículos motivado a una fiesta que había en el sector”.
“Como la unidad de apoyo no llegaba procedí a trasladarme por entre los carros a pié hasta el vehículo antes mencionado. Y al llegar al mismo en la parte trasera se encontraban dos ciudadanos cometiendo actos inmorales en la vía pública”.
Aquí el policía describe en términos explícitos los “actos”, una descripción que estimamos superfluo repetir.
“Los mismos estaban distraídos”, ensimismados, “y no se habían percatado de la presencia policial”, continua el representante de la ley.
“Con las medidas preventivas, les toqué la puerta del vehículo y procedí a bajarlos del mismo para su identificación”.
Los dos tomando una actitud “violenta y hostil” hacia su persona, gritan al oficial “que (yo) los había apuntado con una arma de fuego”.
Siguieron gritando “que el vehículo era una propiedad, que yo era un abusador, y otras series de impropios”.
“El más alterado” (Capriles según lo que sigue) que manifestó ser el propietario del vehículo “y que era él que estaba haciendo (…) al otro me dijo que sí no leía los periódicos y que si no sabía quién era él, y empezó a llamar por el celular”.
“El otro ciudadano llamado Armando (ya que su compañero así lo llamó) se montó a lo bravo en el vehículo que estaba estacionado adelante un Century Buick de color azul y se fue profiriendo insultos y amenazas”.
Antes de mencionar la llegada de otro vehículo de policía, el oficial Hernández precisa que los interpelados se encontraban “en estado de embriaguez”.
Cuando Capriles intenta retomar el timón, “me vi en la imperiosa necesidad de someterlo mediante la fuerza física y quitarle las llaves del vehículo”, continúa el oficial.
Luego identifica el sujeto como siendo “HENRIQUE CAPRILES RADONSKI CI 9.971.631, natural de Caracas, donde nació el 11 de julio de 1972, de estado civil soltero, de profesión u oficio abogado residenciado en la Urbanización Valle Arriba, Municipio Baruta, (se negó a dar el nombre de la calle o casa donde reside)”.
El policía escribe que fue el propio director a quién dirige la carta que lo llamó entonces por celular y le ordenó quitar las esposas a Capriles y liberarlo. El informe no precisa como este –el Comisario Alfredo Sáez Conde– había sido alertado.
En su conclusión, el policía toma la precaución de especificar: “Este ciudadano no fue golpeado ni maltratado y mucho menos se le quitó dinero alguno como usted me dijo que él mismo se le manifestó, quien estaba ofreciendo luego de que fue sometido fue él y no se lo acepté. Igualmente cuando se fue siguió con los insultos y las amenazas, incluso con mi trabajo porque él era abogado e iba hacer lo que fuera para que me botarán”.
Las orientaciones sexuales son un derecho consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948. Uno de estos es la privacidad sexual siempre que no ofenda a la comunidad. Y de esto se trata.
Ironías de la vida. No es de Caracas que apareció el documento sino del santuario antichavista de Miami donde Capriles no tiene solo partidarios sino unos cuantos envidiosos. La fuente aparentemente muy conocedora del aparato policial venezolano dejo caer oportunamente este informe en manos de cibernautas atentos en los días previos a la elección del 14 de abril.
Capriles fue Vicepresidente del Congreso y luego Presidente de la Cámara de Diputados entre 1999 y 2000, hasta la entrada en vigencia de la unicameral Asamblea Nacional.
Hernández ahora dice ser víctima del “acoso” del “líder” de la oposición venezolana.
En una carta que circula desde unos días en Caracas, Hernández afirma haber sufrido una “ola de amenazas a mi integridad” de parte de Capriles, desde este día fatídico del 2008.
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