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Presos de conciencia en Cuba: ¿dos, noventa o ninguno?

José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- La línea de trabajo de Amnistía Internacional acerca de Cuba es criticada por quienes consideran que no es riguroso el empleo, como fuente de información, de personas y grupos de la Isla que son, a su vez, respaldados y financiados por el Gobierno de EEUU (1). En cualquier caso, si tomáramos como objetivos e imparciales los informes de Amnistía Internacional, concluiríamos que el número de presos de conciencia en Cuba es, a día de hoy, exactamente de dos (2).

Esta cifra contradice la que aporta una de las fuentes informativas por excelencia de Amnistía Internacional y otras organizaciones: la llamada Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), dirigida por el “disidente” Elizardo Sánchez Santa Cruz. Este grupo, que es financiado por Washington –tal como se lee en un cable de 2008 revelado por Wikileaks (3)- y cuyos informes cuentan con una enorme cobertura mediática internacional, asegura que en Cuba existen 90 presos políticos (4).

René Vázquez Díaz, escritor cubano emigrado a Suecia, quien fuera responsable de proyectos para Cuba del Centro Internacional Olof Palme de Estocolmo, denunciaba recientemente –en este caso, sin reflejo alguno en los grandes medios- que entre esas 90 personas hay todo tipo de terroristas y asesinos (5). Y recordaba que, ya hace años, el Centro Olof Palme acabó rechazando los informes de Elizardo Sánchez y su Comisión Cubana de Derechos Humanos, por esta razón y por sus numerosas trampas y mentiras.

Recordemos que, en 2011, la Televisión cubana demostraba que en la lista de supuestos “presos políticos” de aquel año, Elizardo Sánchez había incluido una serie de nombres inventados, como los de varias integrantes del equipo de voleibol de Perú, el de un futbolista boliviano, e incluso el de un pintor español del siglo XVIII (6).

Pero lo más grave, según René Vázquez, no son estos inventos, sino la inclusión -en dicha lista de supuestos “represaliados políticos”- de personas como Elías Pérez Bocourt y Erick Salmerón, que en 1994 asesinaron a cuatro personas para robar un yate con el que llegar a Miami. O los cinco exmilitares que, en 2007, asesinaron a dos rehenes cubanos en su intento por desviar un avión también a Miami.

También aparecen en la lista nombres como el de Real Suárez que, en 1994, en un comando procedente de Miami, asesinó a un pescador cubano y trató de asesinar a varios más. O el de Máximo Pradera, Hihosvanni Suris de la Torre y Santiago Padrón, miembros de otro comando armado que, también procedente de EEUU, trató en 2001 de perpetrar una matanza en el conocido Cabaret Tropicana.

El escritor cubano René Vázquez, antiguo empleado del Centro Internacional Olof Palme, recordaba en un artículo reciente -que ningún gran diario ha querido publicar- el triste caso de Carl Johan Groth, último Relator Especial de la ONU sobre los derechos humanos en Cuba, que fue sistemáticamente engañado por los informes de Elizardo Sánchez, repletos de nombres falsos y exageraciones e inventos de todo tipo.

Curiosamente, quien falsea nombres e incluye a asesinos entre supuestos presos políticos sigue siendo hoy una de las fuentes principales de información sobre Cuba para gobiernos, grandes medios de comunicación y organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch. Y es que -parece evidente- lo de menos es el mayor o menor rigor de las denuncias contra el Gobierno cubano. Lo importante es seguir alimentando el protagonismo de quienes, sin apoyo social alguno, escenifican para los medios internacionales un clima de tensión social y política en la Isla que, sencillamente, no existe.

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