El uso de esa oración para cerrar el anuncio resulta iluminador porque, bien interpretada, incluiría –además del “opositor” premiado por el Parlamento Europeo- a quienes lucran con los peligrosos performances de Fariñas, como el vicepresidente del grupoanticubano en la eurocámara, ahora envuelto en un escándalo por corrupción, o el propio Herald.
El pretexto para el nuevo ayuno voluntario es el fracaso de la campaña que –originada en el propio Fariñas y amplificada sin verificación por corresponsales de la prensa extranjera en La Habana- se orquestara tras el fallecimiento de Wilfredo Soto García en la ciudad de Santa Clara. Hasta los grandes medios –tan poco dados a rectificar cuando de Cuba se trata- tuvieron que recoger el testimonio de médicos, familiares y testigos presenciales de los hechos que desmintieron la versión del premiado personaje, quien atribuyera la muerte de Soto García a una “golpiza”.
En una joya de la manipulación el Herald dice sobre la muerte de Soto, en su lanzamiento de la nueva huelga de Guillermo Fariñas, que “La autopsia oficial supuestamente concluyó que no se observaron signos de violencia internos o externos. Sin embargo la imparcialidad del documento siempre quedó en el aire ya que todos los médicos cubanos trabajan para el sistema de salud pública”. Tanto Fariñas como El Herald conocen muy bien la ética de “ese sistema de salud pública” -especialmente los médicos del Hospital Arnaldo Milián Castro, de la ciudad de Santa Clara- que es el que en varias ocasiones no ha escatimado recursos materiales y esfuerzos humanos para salvar la vida del huelguista de hambre profesional. No se trata sólo de un “documento” que el Herald –como hace con todo lo proveniente de Cuba, sea un cantante o un papel- intenta torpemente descalificar con el cuño del “oficialismo”, sino que médicos y familiares dieron su testimonio ante medios de prensa en varias ocasiones sobre las enfermedades de Soto García y la ausencia total de señales de violencia en su cuerpo.
Es ese sistema de salud el que proveyó los cuidados, y medicamentos a una persona con hipertensión, gota, migraña, diabetes y crecimiento del corazón–entre otras enfermedades-, mientras Fariñas lo involucraba en alteraciones del orden que obviamente no pueden ayudar a la salud de un hombre con esas afecciones y que sólo buscaban utilizarlo en la creación de incidentes para nutrir su afán de protagonismo, estimulado por la atención que le dan algunos medios de prensa a sus contantes provocaciones.
Guillermo Fariñas, “supuestamente” -como diría el Herald- pide una investigación y hasta cuestiona a los familiares de Juan Wilfredo Soto García –los únicos con derecho a hacerlo- que han repudiado el manejo lucrativo que él y otros hacen con su dolor; pero lo que realmente desea –sin ética ni apego a la verdad- es llamar la atención sobre sí mismo, como hizo el día que gritó en plena calle: “¡quiero que me lleven preso!”.
Ya dijimos una vez, a propósito del uso las huelgas de hambre contra los procesos revolucionarios, que el capitalismo todo lo que toca lo convierte en mercancía:
“Así se ha degradado lo que comenzara siendo, hace muchos años -en manos de los nacionalistas irlandeses-, un arma de lucha contra la dominación británica. De allí lo tomó el líder comunista cubano Julio Antonio Mella en su enfrentamiento a la dictadura pronorteamericana de Gerardo Machado. Mella, de madre irlandesa, había asumido como ejemplo al alcalde de la ciudad surirlandesa de Cork.
“El que fuera instrumento anticolonialista ha devenido, gracias a los medios, en una estrategia para reclamos personales a cambio de ofrecer un espectáculo, y de paso dañar la imagen de gobiernos que no son del agrado de los dominadores de este mundo.
(…)
“Las muy lamentables muertes de un hombre en Cuba (por un teléfono, un televisor y una cocina) y otro en Venezuela (por una indeminización), no hubieran ocurrido sin la presión de las maquinarias políticas y mediáticas que colocaron a esas personas en puntos de no retorno. En el caso de Cuba, el objetivo fue y es mantener la posición común de la Unión Europea, ante la voluntad expresa de España de cambiarla en su mandato al frente de esa entidad. En Venezuela, se busca la derrota de las fuerzas revolucionarias en el proceso electoral del 26 de septiembre (de 210).
“Por el medio, han ocurrido numerosas escaramuzas, cuyos protagonistas, afortunadamente, han abandonado el esfuerzo antes de que fuera demasiado tarde. Pero ya la lección ha sido aprendida: “si deseas para ti algo más allá de las leyes, inventa una huelga de hambre”.
Hablando de leyes y de “bandidos”, la difamación y el desorden público -como las golpizas que en el pasado propinó Fariñas a una mujer y un anciano, probadas y condenadas en tribunales constituidos legalmente– están fuera de la ley, en Cuba y en cualquier país del mundo. Poner en riesgo la propia vida –con la seguridad de que va a ser atendido por el sistema de salud más ético y humanista del mundo- no transforma automáticamente al comisor de tales actos en un héroe, a pesar del afán de quienes criminalmente lo empujan a dañarse.
Ya en campaña, El Mundo.es -ni corto ni perezoso- relanza la imagen en blanco y negro de Fariñas con el torso desnudo, tocándose una cicatriz, y me hace volver a un texto que publicara en La pupila insomne meses atrás sobre la utilización mediática de su imagen, acompañado de un video, que basados en él, realizaran los colegas de Cubainformación. Lo de si son bandidos o algo más –Fariñas, El Herald, y los otros- se lo dejo a los lectores…
¿En Cuba no se usan camisetas?
Las imágenes pueden ser poderosas, no por gusto entre las víctimas de los militares norteamericanos en Iraq se encuentran varios camarógrafos y fotorreporteros. Incluso, es célebre el bombardeo por la OTAN a la televisión en Belgrado, durante la guerra de esa organización contra Yugoslavia. Aunque no sólo en situaciones de guerra se temen las cámaras, el periódico alternativo Diagonal ha denunciado recientemente cómo la policía española ha detenido en varias ocasiones a su fotógrafo y ha borrado las imágenes tomadas por éste sobre el trato a los inmigrantes en ese país.
Resulta una obviedad decir que la relación de las imágenes con la difusión de las ideas es muy antigua. José Saramago comienza su novela El evangelio según Jesucristo describiendo, no sin cierta ironía, los elementos que aparecen en una ilustración de la cruxifición de Jesús. Es de alguna manera el relato de la construcción de un mártir, a partir de una imagen tras la cual se supone una vida ejemplar.
Pero si como dice el escritor venezolano Luis Britto García, la postmodernidad recicla y simplifica los relatos, convirtiendo Moby Dick en Jaws, la manipulación mediática contra Cuba va más lejos aún, trocando a un atacante de ancianos y mujeres en intelectual y mártir. Un amigo español me ha preguntado si en mi país no se usan camisetas, al indagar por la razón de su interrogante, me dice que la imagen más difundida por estos días en España sobre Cuba es la de una persona con el torso desnudo, y me envía la fotografía que ilustra este trabajo.
La foto es de la agencia norteamericana AP y acompaña una entrevista al recientemente premiado huelguista de hambre Guillermo Fariñas. En la entrevista, el hombre sin camisa aparece como una persona bastante extremista y autoritaria. El entrevistado define a la Iglesia Católica como “enemiga” del gobierno cubano que cumplió con “todas las exigencias que les puse”, además de dar consejos a la nueva canciller española para “que haga exactamente lo contrario que su antecesor”, a quien descalifica, afirmando .que “cantinfleó” Sin embargo, es la foto que ilustra el texto la que condiciona de manera nada desdeñable a los receptores de su mensaje.
Debo reconocer que ha tenido puntería mi amigo al seleccionar la imagen, porque aunque son numerosas las fotografías en que Fariñas exhibe su anatomía golpeada por las consecuencias de la práctica voluntaria de la inanición, esta logra ejemplificar como pocas los elementos con que los medios han construido su imagen de “mártir de la libertad de conciencia”, premiada por el Parlamento Europeo.
Apoyado en un andador, Fariñas ocupa el centro del cuadro, como de costumbre, el torso desnudo con la cicatriz de una reciente operación de vesícula. A su derecha, llama la atención la densidad telefónica: tres teléfonos, dos en una pequeña mesita (arriba y abajo) y un tercero en la pared. A la izquierda, algo muy común en cualquier casa cubana, un librero. Nada es casual: el intelectual –los libros- frágil–el andador y la cicatriz en el abdomen- que comunica –los teléfonos- su verdad al mundo, en desafío al totalitarismo del “régimen”.
Demasiado literal, quizá. Demasiado elemental, también, el mensaje viene a caer en un terreno abonado pacientemente por la industria mediática que ha creado reflejos condicionados que limitan el acercamiento crítico a la información que sobre Cuba se difunde. A la manera de los perros de Pavlov con la campanilla, la audiencia debe reaccionar automáticamente ante el estereotipo propuesto. Ya han sido adiestrados en identificar al gobierno cubano (representante legítimo de su pueblo) como represivo y antidemocrático y a los que se le oponen (al servicio de Estados Unidos), como “disidentes pacíficos”.
En coincidencia con las fotos, llegan las declaraciones de Fariñas apoyando la llamada “posición común” europea contra el país donde reside. Aparecen con rara oportunidad, en vísperas de que la Unión Europea analice sus relaciones con Cuba. Las imágenes del huelguista de hambre –siempre desnudo de la cintura hacia arriba- inundan los medios y en su apoyo acude nada menos que Javier Solana. Solana fue quien lideró -como Secretario General de la OTAN- la guerra contra Yugoslavia y ordenó el bombardeo de la Televisión de Belgrado. Pues Fariñas y Solana han sido las dos voces enarboladas por los medios para insistir en que no se modifique la aznarista y pronorteamericana posición hacia Cuba. Y así tenemos, trabajando juntos, al golpeador de indefensos y al bombardero de televisiones, unidos por su lealtad a Washington, principal interesado en que no cambie la citada política.
Walter Benjamin denominaba “la Biblia de los analfabetos” a las pinturas que ilustran las antiguas iglesias, por su rol en comunicar las sagradas escrituras a una sociedad en su mayoría iletrada. Al menos la Biblia es una obra cumbre de la cultura occidental, que todos -creyentes o no- debemos conocer. Sin embargo, amparados en su actual poderío, los grandes medios se han dado a fabricar falsos mártires –al servicio de los poderosos- para una sociedad, en buena parte desinformada, que puede tolerar en silencio el asesinato y la tortura, y es conducida demasiado a menudo a guerras injustas en nombre de la libertad.
Como decíamos al principio, las imágenes pueden ser poderosas, sirven para mostrar pero también para ocultar ¿Qué mejor que las simpatías por un torso desnudo para encubrir la complicidad ante los rostros encapuchados de Abu Ghraib y Guantánamo?
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