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Nada espera el pueblo cubano de la Revolución, que la Revolución no pueda darle
Norelys Morales Aguilera.- El sábado 16 de abril, después del festejo en la Plaza de la Revolución para conmemorar el 50 aniversario de la victoria sobre las tropas lanzadas por los Estados Unidos sobre las costas cubanas, dio inicio el VI Congreso del Partido Comunista. Mucha expectación sobre la pequeña isla del Caribe. Y, todo porque además, Cuba no deja de ser un escándalo teórico.
Una revisión rápida a los buscadores de Internet y hallamos a los redactores en lo anecdótico dejando entrever una intencionalidad, a veces malsana, a partir de los paradigmas preestablecidos. Nadie podría esperar que las campañas que están funcionando sobre la Isla dieran tregua en esta coyuntura, todo lo contrario.
Una vez más la voz del cubano mayoría está fuera de la noticia, algunos escriben que “no hay entusiasmo”, otros no ocultan la frustración porque la sacrosanta democracia burguesa no tiene respuesta para lo que están haciendo los isleños.
El actual segundo secretario del PCC, el presidente Raúl Castro, dio algunas cifras que escapan a la compresión de los que saben mucho de partidos electoralistas y anuncios sensacionales, especialmente en la prensa corporativa.
Del primero de diciembre del 2010 al 28 de febrero del presente año, 8 millones 913 mil 838 [*] personas en más de 163 mil reuniones, efectuadas en diversos sectores de la sociedad cubana, ofrecieron tres millones de intervenciones recogidas en actas para hacer sugerencias a la actualización del modelo económico propuesto a todos los cubanos y cubanas.
Se trata, pues aún las discusiones están en las calles de Cuba, de un ejercicio democrático inédito, desconocido en los avatares económicos que encontramos en otras latitudes como Europa o los propios Estados Unidos, que han motivado recientes manifestaciones y protestas sociales. Se está discutiendo sobre el futuro de la nación, sobre ajustes al modelo económico, sobre superación de errores… porque al fin y al cabo es el socialismo, como “el arte del imposible” lo que propiciará para Cuba su propia visión de nación libre e independiente en su contexto regional y de mercado depredador circundante.
He sido testigo de reuniones en los barrios o centros laborales, en la ciudad o el campo, de ese tipo de forma de escuchar y tomar en cuenta la opinión del otro forjado en una experiencia revolucionaria de no hacer nada trascendente que no involucre a los actores. Un moderador daba lectura a cada lineamiento económico propuesto (Ver documento) y estimulaba a las personas a opinar en cualquier sentido. En acta se iban tomando los planteamientos. Me preguntaba cómo sería posible ordenar todo lo dicho.
Así es el resumen: El documento original contenía 291 lineamientos, de los cuales 16 fueron integrados en otros, 94 mantuvieron su redacción, en 181 se modificó su contenido y se incorporaron 36 nuevos, resultando un total de 311 en el actual proyecto. Algo más de dos tercios de los lineamientos, exactamente el 68%, fueron reformulados. Este proceso se rigió por el principio de no hacer depender la validez de una propuesta de la cantidad de opiniones vertidas. Muestra de ello es que varios de los lineamientos fueron modificados o suprimidos, partiendo del planteamiento de una sola persona o un número reducido de ellas. (Ver Informe )
Lo que discute el VI Congreso del PCC también está acompañado de la práctica del consenso y de no desconocer ninguna opinión, de lo que las personas piensan y quieren. La Revolución cubana lo puede ofrecer porque es una experiencia consolidada, aunque las campañas mediáticas lo oculten. Sea quizás el arte de lo imposible en que muchas veces vimos a la nación cubana.
60 años de República neocolonial instaurada en 1902 después que los norteamericanos ocuparon el suelo de la Isla, dictaduras, corrupciones y el garito del Caribe en fin. Sumado a una revolución triunfante de otros 50 años, dejaron lecciones históricas en la cultura política cubana. Solo la unidad de la nación resultó en victoria.
Valdría recordar que para derrotar al ejército más numeroso que la colonia española tuvo en América, durante 30 años lucharon los isleños y solo lograron el triunfo con un hallazgo político: partido único para la independencia. José Martí fue el artífice, tres décadas antes de que Vladimir Ilich Lenin, fundara el Partido Comunista en Rusia.
Ello pudiera dar una idea de que un partido único no es extraño al imaginario colectivo cubano. El creador de tal proyecto, José Martí, junto con ese partido de la nación en instantes de prédica encendida dijo a un gran jefe militar: “un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento” y añadió en otro momento: “Yo quiero que la Ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. De eso se trata y en eso andan en Cuba.
Los que hicieron y sostienen a la Revolución están en el poder y son los representantes de las más amplias mayorías y del humanismo. Hoy generaciones de cubanos y cubanas conviven con éxitos y fracasos, pero más de los primeros en materia de dignidad. Nadie mejor que los actores para asumir las verdades de frente o hacer lo posible o lo imposible, actualizar, enmendar. Toca saber lo que se debe y corregir y cuál es el rumbo deseado. Se pueden esperar cambios profundos, medidas económicas eficaces y profundización de la democracia, a lo que debe conducir la propuesta de actualización del modelo económico.
No he visto en Cuba entusiasmos pasajeros en estos días, sino la convicción de las personas labrando un proyecto a futuro. Supongo que es posible a partir de “Nada espera el pueblo cubano de la Revolución, que la Revolución no pueda darle” la predicción de José Martí. En eso están. [Especial para jornal eletrônico Sul21]
•Población de la República de Cuba: 11 millones 240 mil 841
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