Médicos cubanos alentados a abandonar su misión internacionalista para establecerse en Estados Unidos (EEUU), chocan con la burocracia de la Inmigración norteamericana que entrega con parsimonia los documentos de residencia sin los cuales no pueden solicitar el acceso a las corporaciones profesionales que rigen los permisos de trabajar, reporta la prensa de Miami.
El último pretexto que deben enfrentar los abogados de inmigración que venden sus servicios a los candidatos a la inmigración es que sus clientes pertenecieron a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), al Partido Comunista o a organizaciones afiliadas, algo perfectamente normal en la Isla, pero que en EEUU —país que pretende representar la libertad— es asimilado a una actividad delictiva.
Los médicos que se hicieron prometer una vida prospera en cambio de un abandono de sus tareas humanitarias en uno de los numerosos países donde Cuba es presente en el campo de la salud, esperaban ser recibidos con grandes ventajas migratorias bajo un programa aprobado por la administración Bush en 2006.
Según confiesa con cinismo el Nuevo Herald de Miami, este programa fue concebido no para ayudar a los médicos sino “como una forma de socavar la diplomacia médica de Cuba”.
El diario omite explicar que el programa llamado Parole para Profesionales Médicos Cubanos (CMPP, por sus siglas en inglés), es una operación instaurada en EEUU en 2006 por la inteligencia estadounidense bajo cobertura de un grupo de Miami vinculado al terrorismo contra Cuba. Artículo completo en CONTRAINJERENCIA
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