“Economía verde”: trampa de los ricos para mercantilizar también la Naturaleza

Norelys Morales Aguilera.- Del 20 al 22 de Junio se llevará a cabo en Rio de Janeiro la Conferencia  Rio+20. Asistirán numerosos jefes de estado para sacarse una foto y hacer discursos, pero el documento que será aprobado está siendo arreglado en las rondas de negociación que actualmente se llevan a cabo en Nueva York, en la sede de las Naciones Unidas, según el analista Pablo Solón.

La próxima ronda de negociación será del 23 de abril al 4 de Mayo. Es fundamental forjar una articulación en todos los países para pronunciarnos y movilizarnos en contra de la economía verde mercantilizadora de la naturaleza y para avanzar por un camino que recoja las propuestas que vienen desde los pueblos como es el Acuerdo de los Pueblos de Tiquipaya, continúa un artículo de Ecoportal.net. [1]

La principal propuesta para Rio+20 de los países ricos es la “economía verde”. Ellos buscan desarrollar a nivel mundial un conjunto de indicadores y medidas para cuantificar y valorizar económicamente las distintas funciones de la naturaleza para introducirlas al mercado a través de una serie de mecanismos financieros.

Su “economía verde” busca no sólo la mercantilización de la parte material de la naturaleza sino la mercantilización de los procesos y funciones de la naturaleza a través del comercio de los servicios de los ecosistemas. En otras palabras, la “economía verde” busca ya no sólo mercantilizar la madera de los bosque sino la capacidad de absorción de dióxido de carbono de los bosques.

Para la “economía verde” el desequilibrio con nuestro medio ambiente se debe a que no se trató a la naturaleza como un “capital”. Por eso pregonan un capitalismo tridimensional que incluya no sólo a las máquinas y a los seres humanos, sino también a la naturaleza. 

El objetivo de la “economía verde” es crear un ambiente propicio para la inversión privada en el agua, la biodiversidad, los océanos, los bosques, etc. Estos incentivos a la inversión privada incluyen desde asignarle precio al agua hasta garantizar las utilidades del inversionista privado.

La “economía verde” lejos de generar productos reales y tangibles desarrollará un mercado ficticio de bonos y certificados financieros que se negociaran a través de los bancos. La gran banca que provocó la crisis financiera del 2008, y luego fue premiada con trillones de dólares de fondos públicos, ahora tendrá a su disposición a la Naturaleza para especular y realizar fabulosas ganancias.

Los países ricos esperan que Rio+20 le dé un mandato a las Naciones Unidas para empezar a desarrollar un conjunto de indicadores y mecanismos de medición que creen las bases para un mercado mundial de servicios ambientales y de los ecosistemas.

Los países en desarrollo están incómodos con este concepto, ya que puede significar cosas distintas para diferentes personas. Su temor es que este término, de ser aceptado demasiado genéricamente, pueda permitir que los temas ambientales sean utilizados como base para un proteccionismo comercial o la inclusión de nuevos condicionamientos a la hora de otorgar ayuda y préstamos. [2]

Sin embargo, mientras los países ricos van por un nuevo negocio con la naturaleza que los haga más ricos, los países en vías de desarrollo están a la defensiva, sin que se haya informado que se estén debatiendo los acuerdos de la Conferencia Mundial de los pueblos sobre Cabio Climático y los derechos de la Madre Tierra, celebrada en Tiquipaya, Bolivia. 

Por su parte, el borrador actual contiene una propuesta según la cual la Organización Mundial del Comercio (OMC) debería cambiar sus normas a efectos de que los países puedan utilizar medidas comerciales sobre un producto en función de la forma en que es elaborado. En otras palabras, la contaminación o las emisiones que se provocan cuando se fabrica el producto pueden convertirse en la base de aranceles que se le aplicarían. Las normas actuales de la OMC no permiten esto, o por lo menos lo desestimulan.

Los países europeos quieren un mapa de ruta elaborado de la economía verde, con objetivos y metas, para que sea adoptado en la cumbre. Los países en desarrollo, por su parte, pretenden restringir el texto de la economía verde a principios amplios y acercarlo lo más posible al desarrollo sustentable, algo que no será viable ante el empuje de las economías poderosas, que ya organizan la trampa.

[1] http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Que_pasa_en_la_Negociacion_para_Rio_20
[2] http://rio20.net/documentos/temas-candentes-en-rio20


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