Recuperado valioso cuadro de pintor cubano Víctor Manuel; ladrones pretendían escapar a EE.UU

“Paisaje Cubano”, una obra poco conocida del importante pintor cubano Víctor Manuel —realizada con técnica mixta sobre cartulina, de 54 por 40 centímetros—, fue robada hace un mes del Centro Provincial de Patrimonio de Villa Clara, en la ciudad de Santa Clara, a 300Km de La Habana.

Los ladrones asaltaron y redujeron por la fuerza al custodio del local y entraron a la habitación donde se encontraba la pintura del creador de la afamada “Gitana Tropical”.

El delincuente principal, Calixto Junquera García, fue capturado con el cuadro cuando trataba de salir ilegalmente de la Isla por la zona de Chambas, provincia de Ciego de Ávila, hacia Estados Unidos, según confesó.

También fueron arrestados sus cómplices, Frank Espinosa Nicolás y Ernesto Pastor Gallardo Bernardo. Todos han sido instruidos de cargos por las autoridades policiales y están a la espera del juicio, dice un informe del Periódico Vanguardia.

Los especialistas de Patrimonio indicaron que el cuadro estaba en buen estado de conservación antes del robo, pero ahora ha sufrido maltrato y requiere restauración y preservación.

El PINTOR

Víctor Manuel García (1897-1972) es uno de los pintores más importantes del siglo XX cubano, discípulo de Leopoldo Romañach. Recibió influencias vanguardistas durante su estancia en la llamada escuela de París. Su obra más conocida, “Gitana Tropical, fue pintada en la capital francesa adonde viajó en 1929, y constituye un ejemplo de un nuevo lenguaje pictórico, según la Wikipedia cubana, ECURED.

Al regreso a Cuba, su estilo está definido y también sus temas: retratos casi siempre femeninos y paisajes; todo enmarcado por un cierto postimpresionismo que va pasando de la austeridad cromática a las furias (fauves) de rojos y verdes que invaden sus obras de los años 1940.

Víctor Manuel refleja en su obra, rostros y paisajes que son sumergidos en la gracia de la atemporalidad, para fijar mejor sus cualidades arquetípicas. Ese desafío al fluir de las épocas, otorgó a sus creaciones una verdadera inocencia y una singularidad estilística que no es fácil de clasificar. Mostró otra Cuba donde están las mestizas, las construcciones coloniales, la luz que lo devora todo, pero tamizadas por una sensibilidad que tiene algo de infantil, y detenidas en un instante privilegiado para que el tiempo no las deshaga.

Murió en La Habana a los 72 años, después de haber legado una rica imagen modernista de la pintura cubana.

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