Norelys Morales Aguilera.Washington tiene que reaccionar. El espectáculo de sus mercenarios en España está demostrando la catadura moral de los personajes y quién es el responsable del trabajo remunerado con fondos públicos del Congreso, entre otros, por lo cual fueron juzgados y sancionados. Por mucho que se está esforzando la señora Esperanza Aguirre, la amiga de Montaner y los terroristas de Miami, el ridículo no tiene marcha atrás.
En estas circunstancias, y fuera de la negociación con sus empleados, Estados Unidos ha ofrecido a los excarcelados y sus familias acogerse a su "plan de refugio”, como parte del proceso de liberación gradual de 52 disidentes, que podría abarcar a todos los encarcelados, como informó el Gobierno de Cuba.
Un reporte de AFP confirma el lleva y trae en la Oficina de la Sección de Intereses (SINA) en La Habana.
Esposas y otros parientes de prisioneros que no aceptaron emigrar a España o a otro país acudieron a entrevistas individuales o en pequeños grupos a la Sección de Intereses de Washington en La Habana (SINA), constató dicha agencia. ¿A dónde iban a ir si es el lugar natural para empleados cubanos de Estados Unidos, formando una larga lista que va desde terroristas hasta delincuentes comunes?. Ah, y no los incluyen como "indocumentados". Eso se les deja a los mexicanos y otros centroamericanos, menos valiosos para la subversión.
La SINA, que evalúa caso por caso, conversa con los familiares para "revisar la actual situación, quizá conocer detalles de sus planes y preferencias particulares hacia el futuro", dijo el martes el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.
El jefe del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, declaró en Ginebra que el Gobierno podría liberar no solo a 52 sino a todos los opositores a condición de "que no pesen sobre ellos responsabilidades de la vida de otras personas".
Alarcón añadió que quienes deseen permanecer en Cuba pueden hacerlo. El cardenal Ortega, que personalmente consulta por teléfono a los presos, sostiene que emigrar no es una exigencia del Gobierno. Mientras, los mercenarios rechazan lo que califican de "destierro".
Más claro ni el agua.
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